Aprovechando que el pasado día 1 era fiesta y que daban mejor tiempo que al día siguiente, nos acercamos hasta Mildón, pequeño barrio situado a 5 Km de Arenas de Cabrales yendo por la carretera que llega a esa localidad desde Panes.
Nuestro objetivo de este día es el Pico Obesón, modesta cumbre de 1.449 m. situada entre los pueblos de Tielve y Sotres y que por su ladera suroeste transcurre la carretera que va a Treviso. Esta cumbre pese a su poca altitud, según dice la guía, ofrece unas magníficas vistas de la sierra del Cuera hacía el norte y de las cumbres de Tielve y de los Picos hacia el Suroeste.
Pero para llegar hasta esta cumbre hemos escogido un complicado camino. Guiándonos del mapa y de la guía de Angel Sánchez Antón denomina "Peñas Cabriegas", nuestra intención es ascender por la majada de Miñances para llegar a la majada de Vierru. Desde esta majada continuaremos hasta el Collado Las Cuerres y a continuación intentaremos llegar a un punto denominado Prao Bos, un claro en el empinado monte que cae desde la Cruz de Entrejano, collado situado entre el Pico Obesón y el Alto del Valle. La idea inicial es desde Prao Bos continuar hacia Tajadura, majada próxima al collado la Piedra, situado entre el Cueto la Cerralosa y nuestro objetivo dehoy, el Pico Obesón. Desde Tajadura ascenderíamos a la cumbre para después descender por Entrejano y desde aquí llegar de nuevo para cerrar el circuito en el Prao Bos.
La guía describe este recorrido dividido en varios tramos y en todos ellos advierte de la dificultad de seguir el sendero en algún tramo del camino, al estar estos poco marcados.
Pero claro, la guía fue escrita hace mas de trece años y debido a la disminución que ha sufrido la actividad ganadera y que estos parajes son poco frecuentados por los montañeros, estos senderos hoy en día, en muchos de sus tramos, prácticamente han desaparecido, costando mucho conseguir seguirlos y como comprobamos nosotros mas tarde, a pesar de lo bien que explica el recorrido la guía, si no se cuenta con alguien que conozca un poco la zona, es prácticamente imposible completar el recorrido con un mínimo de seguridad.
Al hacer la foto de salida, malos augurios, el guía se da un tropezón y sale cayéndose por el suelo.
Por cierto, que hoy nos acompaña por primera vez en este grupo Ana, que ya ha realizado alguna ascensión con nuestro amigo Jelu.
A poco de comenzar nuestro caminar tenemos que leer con detenimiento la guía pues el camino no está nada claro y nos hace dudar. Con la colaboración de todos y tras tener que retroceder en algunos momentos, vamos descubriendo el sendero bueno y al cabo de un rato llegamos a la abandonada majada de Miñances, donde existen dos cabañas totalmente abandonadas.
Como se ve en la foto, la pradería de esta majada esta invadida por la maleza y los helechos. Después de esta majada se pasan otras dos con varias cabañas que nos sirven de referencia, pues el sendero en algunos tramos cuesta mucho seguirle.
Al poco de dejar atrás la última cabaña entramos en terreno kárstico y el sendero desaparece. Encontramos uno que tuerce hacia la derecha y desciende unos metros. Después de seguirlo un rato, el sendero va desapareciendo y nos damos cuenta que no estamos en el buen camino. Vuelta atrás y a intentar encontrar algún trazo de sendero, pues por aquí el terreno resulta intransitable sin un sendero que nos conduzca.
Pero ni rastro de sendero. La guía dice que hay que coger una canal herbosa y ascender por ella, pero la susodicha canal no la vemos por ningún lado.
Poco a poco vamos ascendiendo por terreno muy empinado y sin un sendero que seguir y tras alguna equivocación y vuelta atrás que otra, finalmente salimos de la empinada cuesta a una arista donde encontramos un sendero, no muy marcado, pero con algún hito que nos indica que estamos en el buen camino.
Como ya casi son las 11 nos paramos a tomar las idem y me encuentro con este ejemplar de mantis religiosa, insecto que no es muy habitual verlo.
Después de lo cual nos ponemos de nuevo en marcha para llegar a la majada de Vierru que ya vemos a lo lejos.
A nuestra derecha, vemos en el fondo del valle, este descomunal argayo. A la bajada atravesaríamos su base.
Con este espectacular paisaje nos vamos acercando a Vierru.
A donde llegamos a las 11,30. La guía indica un tiempo estimado desde la salida hasta esta majada de una hora y media. Nosotros hemos tardado tres.
Nos damos cuenta que vamos muy mal de tiempo y viendo lo poco marcados que están los senderos, dudamos muy mucho que podamos llegar a nuestro objetivo de hoy.
Solamente por llegar a este idílico lugar ya ha merecido la pena la salida.
Nos encontramos con dos paisanos que viven casi permanente en esta majada y nos indican para coger el sendero que nos lleva al cdo. Las Cuerres y al Prao Bos, pero dudan mucho que lleguemos al Obesón, pues según nos comentan, los senderos están muy perdidos y sin conocerlo es muy difícil poder seguirlos.
Pero nosotros lo vamos a intentar, no nos vamos a dar la vuelta así como así.
Hasta el cdo. Las Cuerres llegamos sin mucho problema y desde el tenemos esta vista de Vierru.
Y esta del valle de Collantes con el Cabeza Vigueras al fondo.
Continuamos nuestro camino muy atentos, siguiendo un sendero que en algunos tramos prácticamente desaparece, unas veces tapado por la alta hierva y otros por la hoja caída de los arboles.
La descripción que da la guía de este tramo del recorrido lo marca en sentido descendente, por lo que sus indicaciones no nos sirven de mucho.
El sendero continua sin apenas ganar altura, por lo que en algún momento tendría que comenzar a ascender, o tendríamos que encontrar algún desvío con un camino claramente ascendente.
Pero de eso, nada.
El sendero, finalmente desaparece en una zona donde la hierva es muy alta.
Llegados a este punto, no nos queda otra que darnos media vuelta. Si el terreno no seria tan escarpado o si tuviésemos mas horas de luz, podríamos intentar tirar hacia arriba a la aventura, pero no es el caso, así que con gran dolor de corazón decidimos volvernos hasta Vierru a comer.
Al poco de comenzar el camino de regreso, pasamos junto a un montículo desde cuya cima se vislumbra un impresionante panorama. A falta de otra cosa nos hacemos una "foto de cumbre", como se ve, sin demasiado entusiasmo.
Aunque el sitio es espectacular.
El collado Las Cuerres, por donde hemos pasado antes, y ha donde tenemos que volver ahora.
Desde el vemos la majada de Vierru ya cerca, aunque nos lleva casi media hora llegar hasta ella debido a lo escarpado del terreno.
Una vista atrás para ver por donde hemos deambulado. Al fondo, un poco a la derecha se ve casi la cima que queríamos pisar hoy.
Pero no hay mal que por bien no venga. Una vez llegamos a Vierru nos disponemos a dar cuenta de nuestra comida (y nuestra bebida, que hoy Chema ha traído bota) en un ambiente totalmente bucólico.
Comemos, bebemos, charlamos, nos reímos, y contemplamos, después de los cual nos ponemos en marcha.
Decidimos regresar por otro camino distinto y mas fácil del que utilizamos para subir por la mañana.
El cual atraviesa el argayo que vimos a lo lejos en la subida.
Impresionante la fuerza y la destrucción que causan estos fenómenos de la naturaleza.
El descenso trascurre por un verdadero paraíso de la naturaleza.
Llegamos a un punto donde a la derecha de nuestro camino, parte el sendero que desciende hasta el fondo del río y que lleva a la espectacular cascada llamada el salto el Caleyu.
Dudamos de si bajar ha hacerla una visita y continuar por el fondo del río hasta salir a la carretera o continuar por el fácil camino por el que vamos.
Finalmente descendemos hacia el río, pero después de recorrer un tramo por su orilla, decidimos darnos media vuelta. Nos queda ya poco tiempo de luz y el recorrido por el río es muy escarpado y con algún paso bastante complicado si la piedra esta mojada como es el caso.
Por lo tanto, media vuelta de nuevo y a regresar a los coches sin sobresaltos.
Esperanza conoce un atajo y nos metemos por el. Descendemos por un sendero entre castaños que es una maravilla.
Finalmente, cuando ya queda poco para que anochezca, llegamos a la carretera y la recorremos unos metros para llegar a los coches. Desde ella fotografío el río Cares.
Y esto fue todo. Sabíamos que la ruta de hoy era una autentica aventura y que no teníamos seguro realizarla en su totalidad. Para recorrer estos parajes es casi imprescindible el hacerse acompañar por alguien que ya lo conozca, pues si no, se corre el riesgo de tener problemas en el recorrido, o tener que darse la vuelta como nos ocurrió a nosotros.
¡Así es la montaña! ella, muchas veces impone su ley y no siempre te deja cumplir tus deseos.
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