Nuestros objetivos, los del Grupo 2000 y Pico y de Gomin-Olas Mmyp, qué decir tiene, que de todos son conocidos y que éstos son las montañas y sus alrededores. Pero siempre hemos de aceptar la "colaboración" de los condicionantes del tiempo.
Y este pasado sábado, día 1 de de marzo, no cabía ninguna posibilidad funcional, ni aún remota, de practicar nuestra actividad. Las perspectivas pronosticadas por los técnicos del tiempo no eran nada halagüeñas, ya que se presumía temporal adverso, nieve agua, viento y frío, que, si bien a nosotros eso no nos amilana, bien es cierto que no favorece en nada a una buena marcha que se precie.
En vista de todos esos condicionantes, nuestros compañeros Javichu y Morante no se lo pensaron mucho, o sí. Y lo hicieron bien. ¿Por qué no disfrutar de una buena mesa y una reunión tranquila y reposada? Y dicho y hecho. Lo comunicaron oportunamente para público conocimiento y reserva. Y en la localidad de Arroyal de los Carabeos, de Valdeprado del Río, en el Restaurante-Posada "Los Carabeos", conocidos y familiares de nuestros anfitriones, allí celebramos con ilusión, satisfacción y alegría una comida de hermandad, en un marco incomparable de la zona de Montesclaros.
Con el fin de aprovechar al máximo el tiempo, primeramente, giramos una visita al Monasterio de Ntra. Sra. de Montesclaros, regentado por la comunidad de padres dominicos, donde uno de ellos nos hizo de guía,relatándonos un poco sucintamente la historia del Santuario de Montesclaros (declarado Real por Fernando III el Santo). Recorrimos las distintas dependencias como la iglesia, la cueva donde se encontró la imagen de la Virgen, los sarcófagos y el departamento donde exhiben un excelente muestrario de mariposas.
Y, como lo desapacible del tiempo no daba tregua, acto seguido nos dirigimos al Restaurante con el fin de apaciguar el molesto frío que se dejaba sentir, y allí, en un acogedor comedor y al calor de las estufas de leña, nos acomodamos en la mesa y disfrutamos de las riquísimas viandas que nos ofrecieron. Y después de una prolongada sobremesa acompañada de sus correspondientes cafés y copas, dimos por concluída la velada, dirigiendo rumbo a nuestros respectivos domicilios.
Y la lluvia seguía y seguía.
¡Excelente momento que disfrutamos al completo!
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