De Puente Poncebos a Peña Main, por un plato de alubias.
El pasado sábado 29 de Julio, convocados por el amigo Jelu, nos juntamos gente del dos mil y Pico y de los Gominolas, con el propósito de realizar una exigente ascensión a la cumbre mas elevada de la Peña Main partiendo de Puente Poncebos, con descenso por el pueblo de Tielve, donde teníamos reservada mesa para meternos por pecho y espalda una potente fabada, cabrito de segundo plato, mas su correspondiente postre. Lo malo era que después de cargar nuestros estómagos con semejantes condumios, teníamos que afrontar los algo mas de cinco kilómetros que separan las localidades de Tielve y de Puente Poncebos, lugar donde teníamos nuestros coches y donde daríamos por finalizada la potente actividad del día.
Veinte fuimos los que respondimos a dicha convocatoria, y los que a las ocho y quince minutos de la mañana, nos pusimos en marcha cruzando el río Cares por el puente de la Jaya, para tomar el sendero que asciende hasta el pueblo de Bulnes por la canal del Tejo. Luego en Tielve se unirían para la comida otras nueve personas mas, que por distintos motivos, no pudieron acompañarnos en toda la marcha.
Muy pensativo el personal al inicio de la marcha. Decir que este reportaje esta confeccionado con fotografías sacadas por J.R. y por mi.
La expedición entrando hacia la canal del Tejo.
Atravesamos el puente del Jardu.
Al principio la cabecera impone un fuerte ritmo que algunos les cuesta seguir. Tras un toque de atención, la cosa se izo mas asequible para todos.
A medida que vamos ascendiendo por la canal, tenemos a nuestras espaldas esta bonita vista de la zona de Camarmeña y la canal de Bobia, que asciende por encima del pueblo hasta la preciosa majada de Ondón.
Aquí vemos el pueblo de Camarmeña con mas detalle.
La comitiva sigue ganando metros con rapidez.
Una bonita toma con la canal de Bobia al fondo.
Nos vamos acercando al final de la canal del Tejo y ya divisamos el barrio de arriba del pueblo de Bulnes, denominado el Castillo.
Aquí le vemos con mas detalle, con el monte Acebuco y las cumbres de Peña Castil por encima de el.
Llegamos al desvío del camino que asciende a Bulnes de Arriba, donde a Pepa la obligan a darse un refrescante baño mañanero. Nosotros continuamos por el camino que nos lleva al barrio principal de Bulnes, para coger el camino que une este pueblo con el collado de Padébano.
La expedición llegando a Bulnes.
Dejamos atrás el barrio de Bulnes y comenzamos el largo ascenso por el camino que sube hasta el collado de Pandébano. Por encima del monte la Varera se levanta majestuoso el Picu Urriello.
Al fondo vemos la canal de Amuesa y a su izquierda el monte Acebuco, al pie de la imponente ladera que cae de las cumbres del Cueto Albo. Llegamos a una cabaña donde existe una fuente que mana agua en abundancia y aprovechamos para reagruparnos y refrescarnos, aunque hoy el día no esta excesivamente caluroso.
Reanudamos la marcha y cuando llevamos unos veinte minutos de ascensión, me doy cuenta que no llevo conmigo el wualqui que portaba en la cinta de pecho de la mochila. -¡Me lo he dejado donde la fuente! Con un monumental cabreo, dejo la mochila en el suelo y desciendo raudo hacia el punto donde realizamos la parada, confiando en encontrar allí el transmisor. Y efectivamente, en el lugar donde había posado la mochila, un poco camuflado entre unas plantas, encontré el dichoso wualqui. Mientras, los compañeros de ascensión, se repartieron las pertenencias que trasportaba en mi mochila y continuaron la subida en busca de una canal que nos situaría casi al pie de la Cabeza la Mesa. Gran esfuerzo, pese a no cargar con la mochila, me llevó el darles alcance, cosa que hice ya superada dicha canal, donde recupere mi mochila y continué la ascensión junto al resto de los expedicionarios.
A medida que nos vamos acercando hacia la cumbre, el panorama hacia el macizo central, se nos va mostrando con toda su espectacularidad.
Unas pequeñas nubes nos tapan parcialmente las cumbres mas altas del central, aportando incluso mas belleza a la magnífica vista que desde aquí se contempla.
Nos toca superar un tramo con una maleza bastante espesa que nos dificulta un poco mas de lo debido nuestra progresión. Zona peligrosa de garrapatas.
¡Como Konan también quiero ir yo!
Esta claro que el pico Urriello es el protagonista.
Aunque el Neverón y los Albos también están muy guapos.
Pasadas las doce llegamos a la cumbre y nos disponemos a sacar la foto de idem.
Donde salimos los veinte que hemos realizado la ascensión.
Raul, el benjamín del grupo, reclama su protagonismo. Una alegría el ver que algún joven le va cogiendo afición a esta maravillosa actividad.
Poco tiempo en la cumbre. A las dos y cuarto se ha quedado para la comida y hay que llegar a tiempo.
En el descenso, tenemos todo el tiempo enfrente nuestro los puertos de Portudera, donde destaca la Cabeza Sonllano mil cien metros por encima de Puente Poncebos.
Por un terreno cada vez mas cerrado por la maleza, vamos descendiendo en busca de las praderias y de las cabañas de Vierru.
Dani rodeado de quitameriendas.
Llegamos a las cabañas de Vierru.
Llegamos a Tielve y tras buscar el restaurante donde vamos a tener la comida, nos juntamos con los que no han participado en la marcha. Por cierto, que este pueblo estaba en fiestas, celebrando la festividad de Santiago, así que fuimos recibidos con cohetes y bombas.
Estos dos si la han realizado y la han superado sin problemas. ¡Preparaos, alubias!
Os puedo asegurar que estaban tan ricas como aparentan.
Miguel y Tino que andaban con algo de prisa, son los primeros en atacarlas.
Tras las fabes vino el cabrito, también muy bueno y el postre. Y tras un buen rato de sobremesa, toca el volver a cargar con las mochilas y poner rumbo hacia Poncebos.
El calor ahora aprieta de lo lindo, y con lo cargados que van los estómagos, nos cuesta bastante coger de nuevo el ritmo.
Nos compensa la belleza de este recorrido, que depara al caminante, rincones que son todo un regalo para la vista.
En frente nuestro y por encima de la carretera que asciende desde Poncebos, vemos el Cueto Vierru. Por su izquierda hemos descendido antes de comer.
Ya cerca de Poncebos, nos cruzamos con un centenar de corredores participantes de una carrera que discurría entre este pueblo y el de Tielve, celebrada con motivo de la fiesta.
Y llegamos a Poncebos con las fabes y el cabrito ya bajados a los pies, y tras refrescarnos un poco en el Cares, rumbo a Arenas donde hemos quedado para las cervezas de camionero.
Aquí tenemos tres imágenes de tan disfrutón momento, con un gran debate entre el personal de si hemos realizado 1.400 o 1.600 metros de desnivel, o si hemos recorrido 20 o 22 kilómetros, que en esto de los GPS y de las aplicaciones, parece que cada uno va por su lado.
Y este fue el resumen de un día muy completo de montaña y de hermandad entre los Gominolas y los del dos mil y Pico, que yo creo, se debería repetir con mas frecuencia.
También os pongo un vídeo donde se ve otra manera de lo acontecido en tan provechosa jornada.
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