miércoles, 15 de noviembre de 2017

Estrenando la temporada invernal en la Tº del Hoyo Oscuro

Sábado 11 de Noviembre. Como esta semana ha estado nevando por la alturas, y por las redes sociales han estado circulando unas fotografías espectaculares del manto nivoso que ha caído, pues nos entro un ansia terrible por ir a pisar las primeras nieves de la temporada. Como parecía que había caído mas nieve por los Picos que por la cordillera, pensé en la Torre del Hoyo Oscuro desde Fuente Dé. La cuestión era por donde acceder hasta el Tiro Casares, punto desde donde se accede de la manera mas sencilla a esta cumbre. Se puede subir por la Jenduda y la Canal de San Luis, también por la Jenduda y por el collado de Fuente Escondida, aunque la mas directa es subir por los Tornos de Liordes, superar el Sedo de la Padiorna, y desde aquí llegar hasta Tiro Casares. Como había que cargar en la mochila con todo el material de invierno, y desconocíamos el estado en que nos íbamos a encontrar la nieve, lo mas prudente era subir por la ruta mas directa, por lo que nos decantamos por esta última opción y desde Fuente Dé, nos metimos en las interminables revueltas que el camino va trazando en esta larga ascensión, hasta llegar a la Vega de Liordes.

Los cuatros valientes que nos apuntamos para la ocasión. Asustaba un poco el peso de nuestras mochilas, que durante el verano van mucho mas ligeras.

A las ocho y media de la mañana nos pusimos en marcha, con un manto de niebla sobre nuestras cabezas, que no tenia pinta de que nos fuese a complicar mucho el día.

Al contrario, en este primer tramo nos envuelve y aunque nos quita algo de visibilidad, nos protege de los rayos solares que ya comienzan a calentar.

Antes de llegar a la mitad de la ascensión de los Tornos, la niebla se disipa y se nos muestra un espectacular mar de nubes, mostrándonos un paisaje totalmente distinto del habitual. 


El mar de nubes se estrella contra los acantilados que forman los paredones que cierran el circo de Fuente Dé.

Sobre nuestras cabezas los vericuetos por donde transcurre el tramo de sendero que hay que descender tras superar la canal de la Celá.

La nieve comienza a aparecer a partir de unos 1.600 mt.

El Collado de Valdecoro y el Pico del mismo nombre sobre el blanco manto de la niebla.


A lo lejos vemos los picos Pumar y Lezna.

Poco a poco y con menos esfuerzo del esperado, nos vamos acercando a la entrada de la Vega de Liordes.

Donde nos encontramos con mas nieve de la esperada.

Gran nevero a la entrada de la Vega, donde nos paramos a picar un poco.


Al ponernos de nuevo en marcha, y viendo la nieve que por aquí hay, nos calzamos las raquetas para quitar peso de la mochila y ponérselo a las piernas.

Nos encontramos toda la vega cubierta de nieve. Yo, que necesitaba agua, me acerqué hasta la fuente con la duda de si no estaría tapada, pero afortunadamente de ella brotaba un abundante chorro que me permitió llenar mi bolsa de agua, para afrontar la subida hasta el Tiro Casares, que es por donde mas nos dio el sol.

Atravesamos la Vega por su margen derecha y llegamos al Sedo de la Padiorna, paso clave en invierno para salir de la Vega. En alguna ocasión ya nos tuvimos que dar la vuelta en este punto, debido a la gran cantidad de nieve acumulada en el Sedo.

En pocos días, la visión desde este lugar de la Peña Santa, ha ganado muchos enteros.

Afrontamos la subida del Sedo y en sus primeros tramos no ofrece mucha dificultad.

Pero el tramo final donde el camino se estrecha y donde hay mas nieve acumulada, nos hace sudar la gota gorda, sobre todo a mi, que voy en cabeza abriendo huella con las raquetas.

Tras superar el Sedo, tenemos que superar un tramo muy empinado, y con la nieve bastante dura, para acceder a la zona del Hoyo del Sedo, desde donde ya tenemos a la vista la cumbre que pretendemos pisar hoy.


¡Esa, esa es!


Por esta zona nos encontramos bastante mas nieve de la esperada, para nuestro regocijo. A nuestra izquierda tenemos la zona del Llambrión que luce espectacular.


Enrique con la Torre del Hoyo Oscuro sobre su cabeza.

Con las raquetas vamos progresando con mucha comodidad.


Al fondo vemos la Collada Ancha y a su izquierda, la Torre del mismo nombre.

Da la sensación de que estamos caminando sobre una gran tarta de merengue.

Una pendiente pala de nieve nos separa del collado de Tiro Casares. La superamos con las raquetas, arriesgando un poco, pues la nieve esta mas para crampones.


Llegamos a Tiro Casares y cambiamos las raquetas y los bastones, por los crampones y el piolet para acometer la arista que hay que superar para llegar a la cumbre.

El primer tramo es puro hielo que nos exige la máxima concentración. En la parte superior de la arista, la cosa mejora.

Así de cargado estaba el Tesorero.

La pared sur de la Torre de los Horcados Rojos.

Llegamos a una antecima y nos encontramos con un cortado que la separa de la cima principal. No parece muy difícil, pero este cortado termina en una estrecha  y pendiente canal que no vemos en su totalidad, y que nos muestra en la parte visible, una buena costra de hielo. Valoramos que el destrepe por la roca con los crampones, es bastante expuesto, con el añadido de no saber lo que nos vamos a encontrar en la canal que tenemos que descender a continuación. Total, que decidimos no arriesgar, y conformarnos con esta antecima que solo esta unos seis u ocho metros por debajo de la principal.

Nos hacemos las fotos de cumbre, que las vistas lo merecen, aunque nos sepa un poco a fracaso. Estamos a 2.420 mt.

Con la cumbre principal al fondo.

Así de guapa estaba la cumbre del Dos mil y Pico

La cordillera también vestida de blanco.

Nos sentimos unos auténticos privilegiados, contemplando esta grandiosidad que nos ofrece la naturaleza.

Pero no nos podemos quedar aquí para siempre. Toca descender para ir en busca de un buen lugar para pararnos a comer.

La última parte del descenso, con mucha mas precaución que a la subida. No nos podemos permitir un resbalón, aunque los crampones se agarran muy bien al duro hielo.




Llegamos al Tiro Casares y continuamos el descenso para dejar atrás esta parte mas empinada.



Chema con el Dos mil y Pico al fondo.


Sentados sobre la nieve y bien calentados por el sol, damos cuenta de nuestros bocadillos y del calentito té con miel y limón.

Tras lo cual continuamos con el descenso. El día está muy fotogénico.





El Sedo de la Padiorna, con la huella ya hecha, lo descendemos sin ninguna dificultad.

Atravesamos de nuevo la Vega de Liordes y nos enfrentamos a los casi novecientos metros que tenemos que descender por los Tornos de Liordes, que en esta ocasión no se nos hicieron tan pesados como en otras ocasiones.
Muy satisfechos terminamos por este buen inicio de la temporada invernal, con la esperanza de que sin tardar, vuelva a caer otra buena nevada que de continuidad a este esperanzador inicio. Por desgracia, la experiencia de estos últimos años, no es muy halagüeña.

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