Norma que debiera ser de obligado cumplimiento para todos
Para facilitar la organización de vehículos y saber a quienes hay que esperar en Mompía o en cualquier otro lugar de reunión de salida, se ruega muy encarecidamente enviar un mensaje bien al móvil, o bien al correo electrónico de Alberto o quien dirija la salida, indicando quiénes van a ir a la marcha, lo más tarde el viernes al mediodía, si es posible.
lunes, 16 de julio de 2018
De la Hermida al Alto de las Verdianas, niebla y moscas.
El pasado sábado día 7 realizamos otra ascensión de las que hacen afición, con dos mil metros de desnivel y un recorrido largo y que transcurre por parajes de máxima belleza y mucha variedad de paisajes. Pero no todo es idílico en la montaña, también nos puede ofrecer algunos momentos desagradables que nos obliga a afrontarlos y superarlos, fortaleciendo nuestra capacidad de sufrimiento. En esta ocasión fueron, primero las moscas, que con el calor y el grado de humedad que padecemos en este comienzo de verano, nos acosaron sobre todo durante la primera parte del recorrido, y después la niebla, que en gran parte del descenso no nos permitió admirar los hermosos parajes que por esa zona se contemplan cuando el día esta despejado.
Partimos del pueblo de la Hermida, situado a unos ciento treinta metros de altitud, ascendimos por la canal de Osina hasta el collado del mismo nombre. Después recorrimos la sierra de Beges hasta llegar al collado de Hoja, desde donde ascendimos hasta las cabañas de El Dobrillo y tras cruzar la pista de hormigón que sube hacia el Vao de los Lobos, ascendimos por toda la crestería que nos depositó en el Alto de las Verdianas a 2.018 metros de altitud. Sonia, Faustino, Juan Carlos, su hijo Fran, Pepa y el que esto escribe fuimos los que nos apuntamos para la ocasión y que partimos del pueblo de la Hermina pasadas las ocho de la mañana.
Fran en el collado de Osina. Las moscas también quieren salir en la foto
Sonia se siente felíz, ni las moscas la perturban.
La Sierra de Beges nos muestra hermosas imágenes.
Dejamos atrás la Sierra de Beges y la niebla y vamos ascendiendo hacia las cabañas de el Dobrillo.
Tras superar estas cabañas, vamos ascendiendo metro a metro por la crestería que nos llevará hasta nuestro objetivo de hoy, aunque la niebla parece que nos va persiguiendo.
Son novecientos metros de crestería que se hacen un poco largos y que requieren el máximo esfuerzo, aunque las vistas que nos ofrece, compensa el sacrificio.
Cuando afrontamos la última parte de la ascensión, vemos amenazadoras nubes de tormenta por la parte de Liébana. La niebla también parece querer rodearnos.
Antes de afrontar el último tramo para llegar a las Verdianas, superamos dos montículos rocosos, Las Becerreras y el Cueto de las Becerreras.
Llegamos al borde del inmenso cortado que forma la Paré Corvera, con la cumbre de las Verdianas ya a la vista.
Llegamos a la cumbre con la inquietud que nos producen los truenos que ya han comenzado a sonar hacia el sur, donde las nubes se ven mas espesas.
Las fotos de cumbre rápidas para iniciar el descenso. Este no es buen lugar para que nos sorprenda una tormenta.
Descendemos hacia la Héndida, que junto al Rendijón, situado mas a la derecha y de mayor dificultad, son los dos únicos pasos para salvar las paredes de la Paré Corvera.
En la parte final de la Héndida. No tiene mucha dificultad, solo el cuidado de no dejar caer piedras sobre los que bajen por delante nuestro.
La niebla sobre la canal de San Carlos y cubriendo la cumbre del Samelar que se vería a la derecha de la foto por encima de esos neveros. En un principio queríamos haber llegado hasta el, pero vista la hora y sobre todo el estado de las nubes, lo descartamos totalmente.
Una vez descendida la Héndida, tenemos que recorrer el pie de la pared en busca del collado de la Llaguna. Como los truenos de momento han cesado y la hora ya es tardía, nos sentamos a comer que ya hay buena necesidad.
Una buena muestra de dos estados de ánimo completamente diferentes.
Continuamos hacia el Collado de la Llaguna. Las nubes se vuelven a mostrar amenazadoras.
Llegamos al collado e iniciamos un vertiginoso descenso por el cerrado valle formado por la Paré Corvera y las Agudinas y donde se encuentran las antiguas minas de la Aurora. Hasta estas minas llega un camino que nos llevará de nuevo hasta las cabañas del Dobrillo para desde allí descender hasta el pueblo de Beges. Antes hacemos una parada en la fuente que hay hacia la mitad de la canal para abastecer nuestras cantimploras.
Al comenzar a pisar el camino minero, nos metemos en una espesa niebla que ya no nos deja ver nada hasta llegar por encima de Beges. Mientras tanto los truenos han comenzado a sonar por encima nuestro.
Afortunadamente la lluvia no hizo acto de presencia justo hasta llegar al bar de Beges donde dimos cuenta de las cervezas que requerían la ocasión.
Tras lo cual iniciamos el descenso por la carretera hasta la Hermida donde daríamos por finalizada nuestra aventura de hoy.
Muy bonitos los dos barrios que configuran el pueblo de Beges. A mi siempre me ha gustado mucho.
Pasando por un pequeño barrio situado por encima de la Hermida, admiramos estas esculturas de madera realizadas por algún artista de la zona, supongo.
Ya en los coches, Sonia nos muestra orgullosa sus hallazgos por el monte. Algunos completaron la jornada dándose un baño en la aguas termales que surgen en el río junto al balneario, aunque como el río baja mucho caudal, no salían muy calientes. Y esto fue lo que nos dio de si la jornada.
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