lunes, 26 de noviembre de 2018

A Peña Prieta por el Boquerón de Bobias

Peña Prieta es sin duda una de las montañas mas atractivas para practicar el montañismo invernal, por lo que nuestro grupo ya ha disfrutado en varias ocasiones con el ascenso a esta cumbre, máxima altura de la cordillera fuera de los límites de los Picos de Europa. Como ya hace unas semanas que cayeron las primeras nieves, y aunque aún no han sido muy copiosas, si lo suficiente para poder ir a disfrutar de la primera actividad potente de la temporada, así que el sábado día 3 de Noviembre, nos presentamos en el puerto de San Glorio, con la intención de afrontar esta atractiva y exigente ascensión con condiciones invernales. En esta ocasión decidimos afrontar la subida yendo por el Boquerón de Tarna, vega el Naranco y Boquerón de Bobias, en lugar de ir por el Portillo de las Yeguas y la arista del Cubil del Can, que es por donde hemos ascendido la mayoría de veces anteriores.

Subiendo hacia lo alto del puerto, tenemos este mar de nubes sobre el valle de Liébana con la Peña Sagra de fondo. No podemos resistirnos de hacer una parada y fotografiarlo.

Parece que hay hambre de nieve. Aquí estamos los 14 que hemos acudido a la convocatoria, número bastante mas alto de lo habitual. 

Aunque enseguida la expedición pierde a dos de sus componentes. Betty y Javier deciden descolgarse del grupo y tomarse la marcha con mas calma. Nosotros continuamos y atravesamos la extensa vega del Naranco.


Llegados al final de la vega, afrontamos la subida hasta el Boquerón de Bobias, zona con muchas escobas que hacen muy costosa la progresión, incluso con las raquetas, no digamos nada a los tres que decidieron dejarlas en el coche.

Las cumbres mas altas del macizo Oriental, se asoman por encima de las montañas que rodean la vega del Naranco.

Tras un gran esfuerzo, superamos los 300 mt. de desnivel que separan la vega del Boquerón. Aquí se produjeron otras dos bajas en el grupo. Victor y su hijo deciden quedarse y juntarse con Betty y Javier.

Tras una parada en el Boquerón para recuperarnos un poco y para comer un tentempié, los diez supervivientes nos enfilamos hacia la interminable cuesta que nos subirá hacia la crestería que une el Cubil del Can con el Pico Tres Provincias.


El Pico Yordas por la zona de Riaño, se ve en la lejanía.

El Boquerón de Bobias va quedando bastante abajo.

Juan Carlos con el Lomas y el Cuartas al fondo.

Nos vamos acercando al final de la ladera. A nuestras espaldas, la sierra de Orpiñas.


Ya se nos muestra Peña Prieta con toda su majestuosidad. El viento por aquí lo ha dejado muy pelado de nieve.

Pero antes de ir hacia Peña Prieta, tenemos que pasar por el Tres Provincias, donde sufriríamos otra baja en el grupo. Antonio decide quedarse aquí y esperar nuestro regreso. Dice que ya ha sido suficiente por hoy para el.

Ante la escasa nieve, y como tampoco encontramos hielo, no tuvimos necesidad de calzarnos los crampones.

La vista hacia los Picos, magnífica.

Chema en la cumbre.

Aquí los nueve que hemos llegado a la cumbre.

Otra más.

Así lucían el Curavacas, el Curruquilla y Hoya Continua.

Y tras difrutar de la cumbre, regreso rápido hacia el Tres Provincias, donde daremos cuenta de nuestros bocadillos.

El Pozo de los Altares ya esta helado.

Regresando al Tres Provincias.

Donde nos hacemos mas fotos de cumbre.


Y donde comemos y bebemos, algunos, otros simplemente, miran.

La laguna de Fuentes Carrionas aún permanece en estado líquido.

La montaña que una vez mas nos ha acogido. 

Iniciamos el descenso con el magnífico fondo de los Picos.



Decimos adiós a Peña Prieta. Volveremos atraídos por su belleza invernal. 

Una tarde luminosa nos muestra la inmensidad de la cordillera Cantábrica.

En el descenso tenemos que ascender unos metros para atravesar el Boquerón de Bobias.

Al otro lado de él, vemos la vega del Naranco que se va sumiendo en la sombra.

La luz del atardecer pone un colorido muy especial en las montañas que nos rodean.

En la cabaña que se encuentra a la entrada de la vega, hacemos una parada para coger fuerzas y realizar el último esfuerzo que nos lleve hasta el puerto, donde nos esperan los cuatro que acortaron el recorrido, para compartir con nosotros unas buenas cervezas en el pueblo de Vega de Liébana.
 Que mejor manera de terminar otra magnífica jornada donde hemos disfrutando de estas queridas montañas ya luciendo su manto invernal. Vendrán mas jornadas como esta, seguro.

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