jueves, 21 de enero de 2021

Canto de la Concha por su cara norte desde Bejes

Sábado 16 de Enero. Queremos seguir disfrutando de la nieve que las borrascas han dejado en las montañas y en cotas mas bajas desde las fechas de Navidad, y del buen día que las previsiones del tiempo pronostican. Nos vamos hasta el pueblo de Bejes para ascender por la pista hasta la zona de la cara norte del Samelar, o hasta donde el estado de la nieve nos lo permita.

Victor, Juan Carlos, Javier, West y el que suscribe, somos los que nos hemos apuntado para la ocasión, lamentando las bajas habidas por distintos motivos en las últimas horas.

Partimos ya con nieve desde el mismo pueblo tomando el atajo que sube directamente hasta el Collado de Hoja, evitando la larga pista que asciende hasta este collado, en donde existe un aparcamiento que debido a la nieve, en esta ocasión nos fue imposible alcanzar en coche.

Al legar al Collado se nos presenta el Cueto de la Cerralosa por encima del pueblo de Tresviso,  recibiendo los primeros rayos de sol.

Los amaneceres en invierno con cielo despejado y con nieve como tenemos hoy, suponen un derroche de luz y de colorido, dando al paisaje un tono de belleza que llena los sentidos.

Desde el collado seguimos por la pista que en largas revueltas, va ganando altura para llegar a las cabañas de el Dobrillo.
 
Desde donde se obtiene una aérea vista sobre los dos barrios de Bejes, en esta ocasión, totalmente cubiertos de blanco.


Un juego de sombras con el Collado Pelea al fondo.


Al otro lado del barranco de Urdón, vemos algunas casas del pueblo de Tresviso.

Pasamos por las cabañas del Dobrillo y continuamos hacia el Vao de los Lobos. Al fondo vemos la canal con este nombre y hablamos de ascender por ella y hacer cumbre en el Canto de la Concha que queda a la derecha de la parte alta de la canal.

Pero cuando llegamos a la fuente que hay al pie de la canal, vemos que el acceso a esta está con poco nieve y tiene un tramo muy vertical que habría que franquear o bien por su parte derecha, o bien por la izquierda, pero por terreno también muy inclinado, por lo que decidimos continuar por la pista hasta atravesar el monte de la Llama, y desde allí ver la posibilidad de ascender, o bien al Canto de la Concha, o bien al Samelar.

El recorrido por el monte hasta salir de el, se nos hizo eterno. Cuando lo hicimos, nos encontramos con el Pico de Macondiu al fondo.

A la izquierda del sol se ve la parte alta del Canto de la Concha. Hacemos un giro a nuestra izquierda y comenzamos a ascender en busca de esa cumbre.



La nieve sin transformar pero bastante compacta hace que no nos hundamos mucho. Tenemos que salvar 700 mt. de desnivel pero poco a poco ahora si, se ve con mas claridad que vamos ganando altura.


West hace rato que se ha puesto delante y nos va abriendo huella. Algunos de nosotros, bastante tenemos con seguirle a distancia.
 
Ahora le toca a Javier. Se pone el primero y enseguida nos saca una buena distancia.

El terreno se nos pone cada vez más empinado 


La nieve con una costra dura por encima y nieve polvo por debajo que al romperse la primera, hace que la raqueta resbale hacia atrás haciendo muy costosa la ascensión.

La última parte se nos hace eterna y solo el fuerte deseo de llegar a la cumbre, nos empuja para arriba en cada paso. Eso sí, el panorama a nuestra espalda, precioso.

Por fin a las tres menos cuarto, tras seis horas y media de tirar de raquetas, llegamos a la ansiada cumbre que nos recompensa con una espléndidas vistas en todas direcciones. En primer término, las Verdianas y la salida de la Héndida.

Al fondo la zona del Porra Colina y Castro Valnera.

Recuperándonos del gran esfuerzo realizado y empapándonos de las magníficas vistas. Al fondo toda la sierra del Cuera.
 
La foto de cumbre no puede faltar para que quede constancia.


El Samelar queda muy cerca de esta cumbre, pero hoy, ni las fuerzas ni la hora nos permiten acercarnos a el.

El Torbina y parte de la sierra del Cuera. La nieve hace que parezcan mucho más montañas de lo que en realidad son.

Tras alimentar el estómago y la vista, iniciamos el descenso con mucha concentración para evitar que  posemos el trasero en la nieve.

En contra de lo que suele ser habitual, hoy he bajado muy bien y tras llegar a la entrada del monte, capto a mis compañeros que están descendiendo algo más arriba.
 
El Cueto de la Cerralosa al caer la tarde.

Otra vista de la sierra de Cuera que se ve al fondo.

Aunque estemos en invierno y haga mucho frío, es necesario, por lo menos en mi caso, hidratarse adecuadamente. Como ya me he quedado sin agua, aprovecho la fuente del Vao de los Lobos que no está congelada, para avituallarme. 

Nos vamos acercando a las cabañas del Dobrillo disfrutando de una sosegada y apacible tarde. Sacamos nuestras frontales y vamos recorriendo la larguísima pista que nos baja hasta Bejes ya con la noche totalmente cerrada.

Esta visión tenemos del pueblo iluminado cuando nos vamos acercando a el. Sacando las últimas fuerzas de nuestras piernas, cerca de las ocho y tras once horas y media de marcha, llegamos al pueblo en donde degustamos cervezas y colacaos calientes para intentar recuperar algunas de las fuerzas perdidas. Fuerte y dura actividad invernal la realizada en el día de hoy, que sirve para quitarnos el mono de montaña durante unos cuantos días.
¡Hasta la próxima!




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