De Inguanzo al Cuetón por el Sedu y Fuente del Hombre Muerto
El pasado sábado día 28 de Octubre, nos fuimos hasta el pueblo de Inguanzo para realizar la marcha correspondiente al mes de Octubre que consistía en la ascensión al Cuetón, una modesta cumbre situada en la zona Oriental del macizo Occidental, pero que desde su cumbre se puede disfrutar una de las mejores vistas de la vertiente norte de los Picos. Otro de los atractivos de esta marcha estriba en que en su parte inicial se tiene que atravesar un estrecho y angosto desfiladero, conocido como la Foz del Hombre Muerto, pero que según nos comentaron por la tarde en el pueblo tras terminar la marcha, allí se le conoce con el simple nombre de El Seu. El nombre de El Hombre Muerto se le da a una fuente que hay unos metros por encima de donde termina este espectacular desfiladero.
Como madrugamos, cuando nos pusimos en marcha en Inguanzo, apenas se veía, por lo que la foto de salida la realizamos después de caminar un rato.
Tras ascender un buen tramo por pista, una vez terminada esta, superamos una especie de cortafuegos que nos sube y nos mete en una zona con mucha maleza, afortunadamente, enseguida encontramos un sendero bastante marcado que pensamos es el que nos llevará hasta el Seu, o Foz del Río Burdio como parece ser también se conoce a este desfiladero.
Pero al cabo de un rato de seguir este sendero, vemos que en lugar de llevarnos hacia el Seu, nos lleva hacia el lado contrario, y enseguida me doy cuenta de que este sendero es el que asciende por una zona mucho mas a la izquierda que el Seu y que es por el que pensamos descender por la tarde. Dudamos que hacer, y al final seguimos en ascenso cambiando totalmente de dirección y metiéndonos por un terreno con mucha maleza, siguiendo lo que parece un sendero muy poco marcado. Al poco tiempo, nos damos cuenta que nos estamos metiendo en un terreno bastante escarpado y con visos de tener mala salida, por lo que pensamos que lo mejor sería darnos la vuelta y descender unos metros, para ir en busca del sendero que nos lleve hacia el Seu. Unos metros por delante de donde nos hemos parado a deliberar, intuimos una canal que nos puede descender mas directamente y nos metemos en ella, es una canal muy pendiente y con una hierba y unos helechos muy altos. Con la máxima precaución y cuidado, la vamos descendiendo con la incógnita de si no nos estaremos metiendo en un auténtico laberinto de hierba y maleza.
Afortunadamente, poco a poco vamos saliendo del "fregado" y por una campa limpia de maleza podemos ir en la dirección correcta, hasta encontrar el sendero que nos va ha llevar por el buen camino.
Ahora solo nos queda ir por buen sendero, hacia la entrada del Sedu.
Aunque en esta primera parte totalmente orientada al norte, las piedras se encuentran muy humedecidas y resbalan como pista de hielo.
A primera vista parce imposible que un sendero medianamente practicable discurra por estos paredones.
Pero el sendero, relativamente cómodo, nos va introduciendo en el desfiladero. Solo en algunos tramos donde este se estrecha con una fuerte caída hacia nuestra derecha, nos exige un poco mas de atención.
El desfiladero no es muy largo y enseguida salimos de el.
Una vez dejado atrás el Seu, continuamos ascendiendo por un sendero que nos eleva por el margen izquierdo de una herbosa canal. Enseguida llegamos a una fuente, que parece ser es la que lleva el curiosísimo nombre Fuente del Hombre Muerto.
Por entre las paredes de la Foz, se divisan algunos pueblos de la zona de Cabrales.
Dentro del pilón, una rana bien hermosa.
Continuamos por la canal hasta que esta muere a la entrada de una hermosa vega, Ternas se llama. Por la tarde la atravesaremos en el descenso. Ahora giramos a nuestra izquierda, para superar otra canal que nos subirá hasta un collado, donde cogeremos un marcado camino que nos irá ascendiendo por un terreno muy karstico hacia el Cuetón, pasando por varias majadas.
La vega de Ternas se va quedando muy abajo.
Llegados al collado, pasamos a la vertiente Este y vemos entre la bruma, casi mil metros por debajo nuestro, la carretera que de Arenas de Cabrales, sube hasta Puente Poncebos.
Aquí vemos parte del pueblo de Arenas.
Pasado el collado, nos paramos a picar un poco, que ya son las once. Lo hacemos calentados por los rayos del sol, ya que hasta aquí hemos ascendido por la sombra. Nos ponemos de nuevo en marcha, y a los pocos metros nos topamos con esta especie de cueva que llama nuestra atención.
Por un marcado camino tayado en la piedra caliza, vamos ascendiendo, pasando por alguna bonita vega.
Al cabo de un rato llegamos a Ostandi, una preciosa majada situada a los pies del Cuetón.
Esta vaca muerta a dado alimento a las aves carroñeras.
Esta majada cuenta con dos fuentes, varias cabañas y una pequeña poza en su centro.
Chema haciendo unas cosas muy raras.
Desde la majada de Ostandi nos quedan superar unos doscientos cincuenta metros de desnivel hasta la cumbre del Cuetón. En esta foto sacada por Chema, se nos ve a algunos superando una afilada crestería para llegar a su cumbre, con unas magníficas vistas sobre los tres macizos de Picos, sobre todo del Central, que es el que tenemos mas en frente.
La majada de Ondón, con la canal de Tejo y el pueblo de Bulnes por debajo de ella.
El personal llegando a la cumbre.
Como hoy ha venido el abanderado, nos hacemos la foto con la bandera del grupo.
La vista hacia el Oeste con el macizo Occidental.
En esta vemos claramente la enorme brecha realizada por el río Cares que separa el macizo Central y el Occidental.
La canal del Tejo y alguna casa de Bulnes se ve si se fija uno bien.
La majada de Ondón a nuestros pies.
Zona de Cerredo y Cabrones, A sus pies la majada de Amuesa.
Una mirada hacia la zona de Valdeón.
Disfrutando en la cumbre de la comida, de los amigos y de las vistas, junto a un grupo asturiano que llegó a la cumbre detrás nuestro.
A la izquierda destaca la forma piramidal de la Torre del Alba que visitamos recientemente. A la derecha la Torre de Santa Maria.
Las praderías de Portudera parcialmente cubiertas por la niebla, con las vertiginosas canales que caen hacia el Cares. Una de ellas la ascendimos hace unos años.
Magnífica vista se tiene desde esta cumbre del pueblo de Arenas de Cabrales.
Picos Cerredo y Cabrones y por debajo de ellos, el caótico Jou Luengo, donde nuestro grupo vivió una aventura hace poco.
Magnífica vista del Urriello.
Iniciamos el descenso y lo hacemos por esta larguísima canal que desemboca en la vega de Ternas.
Por el camino encontramos algunos sitios donde nos paramos a enredar un poco.
También nos paramos para visitar esta espectacular cueva que nos llama la atención por sus grandes dimensiones.
Nos sentimos insignificantes ante tanta grandeza.
Vista desde dentro hacia afuera.
Llegamos a la vega de Ternas, donde encontramos numerosas cabañas que en su tiempo debieron dar mucha vida a esta zona. Hoy solo son un montón de piedras desmoronadas.
Tras pasar por Ternas, nos vamos en busca de un sendero que nos debe llevar hacia una bajada situada bastante a la derecha de la Foz que ascendimos por la mañana y por donde este grupo descendió hace tres años, cuando visitamos por primera vez esta zona. Tras seguirlo un rato, este nos lleva a una fuerte pendiente donde el sendero esta muy marcado, y cual es nuestra sorpresa cuando llegamos al alto y ver que de repente el camino desaparece, y no hay ni rastro de el en un terreno sumamente accidentado. Ante esta situación, Chema manifiesta que el conoce otra bajada que parte de la zona baja por donde acabamos de pasar y que conoció con el grupo del Peñas Arriba, por lo que decidimos ir a investigar ese supuesto sendero. Y efectivamente, enseguida vemos que se trata de un marcado sendero que al principio también tiene un tramo fuerte en ascenso, y que nos lleva a un bonito paso bajo una enorme roca caliza.
Nada mas pasar el agujero, tenemos esta aérea vista del pueblo de Inguanzo de donde partimos por la mañana, y a donde tenemos que regresar esta tarde.
A la orilla del camino nos encontramos otra rana.
El camino desciende en un vertiginoso zig-zag que se hace muy costoso debido al estado tan resbaladizo de las piedras que hay en todo el camino, y que nos hacen poner el máximo cuidado en donde ponemos el pie en cada pisada que damos.
Cuando estamos ya descendiendo por la pista cerca de Iguanzo, vemos la vertical canal por donde hemos descendido y que desde aquí, parece un camino imposible. El día lo completamos como siempre tomándonos unas hidratantes cervezas en el bar de Inguanzo, para favorecer un poco los establecimientos existentes en los pueblos desde donde realizamos nuestras marchas.
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