lunes, 5 de noviembre de 2018

Pico y crestería del Valdominguero, y Pico Soriano


Sábado 8 de septiembre, unos metros por debajo de la Concha el Praón, ya en la pista que sube a los puertos de Áliva y a Pandébano, nos hacemos la foto de salida cuando iniciamos la marcha para dirigirnos hasta el inicio del Canalón de Jidiellu y superar los 1.150 mt que tiene esta canal hasta llegar al Collado Valdominguero, hacer cumbre en el pico del mismo nombre y recorrer la crestería que permite llegar a las cumbres de Cueto Tejado, Pica del Jou sin Tierre o al Pico Soriano. 

Comenzamos el ascenso del largo canalón en la sombra, viendo muy arriba su final

Vamos ascendiendo por su margen derecha hasta que el sendero nos cruza a la otra vertiente, pero viendo que el sendero nos aleja mucho de la canal, volvemos sobre nuestros pasos (lo que supone para mi un resbalón y un buen costalazo) y continuamos el ascenso por esa margen derecha.

Un bonito contraluz con la canal de Lechangos al fondo a la derecha.

El Canalón en su parte final gana en anchura, pero también en inclinación, lo que hace que tengamos que emplear mas esfuerzo para ganar esos últimos metros que se hacen eternos.

Dudamos de si salir del Canalón por el estrecho desfiladero que hay en su final, donde hay que superar una exigente trepada, o hacerlo por la derecha, saliendo a los Campos del Valdominguero, donde la única dificultad estriba en ganar unos metros de más, para luego perderles al descender al collado, ya al pié del Pico Valdominguero. Escogimos esta segunda opción.

La pista que asciende hacia los puertos de Áliva, la tenemos mil metros por debajo nuestro.

Disfrutamos de una excepcional vista del macizo Central y de los puertos de Áliva.

El collado Valdominguero y el pico del mismo nombre cuya cumbre queremos pisar hoy.

Una trepada fácil nos va acercando a la cumbre.




Una primera cumbre nos despista, la principal está un poco más adelante.

Piico Valdominguero 2.266 mt.

Paramos muy poco en la cumbre. Nuestro pensamiento esta en la crestería que queremos recorrer y que nos va a deparar varios trepes y destrepes que no comportan mucha dificultad, pero si que requieren de la máxima concentración por nuestra parte.
Lo primero a superar al poco de dejar atrás la cumbre, es este destrepe.

A continuación nos espera este tramo con una trepada muy vertical de unos seis metros que fue el más exigente y el que estuvo a punto de frustrar nuestro progreso. Me explico, de los cinco que estábamos en el fregado, yo era el único que  había realizado esta travesía, aunque la última vez hacia ya nueve años, por lo que iba en cabeza intentando recordar el camino a seguir, por lo que soy el primero que comienza a trepar por la pared. Los primeros pasos de trepada me resultan un poco complicados pero enseguida llego a la parte alta del muro. Con mucha tensión me asomo al otro lado y veo que tiene también otros seis metros que al primer golpe de vista me parecen imposible de descender. Me descuelgo hasta donde se encuentran mis compañeros y comenzamos a intentar descubrir otro posible paso, pero no lo vemos por ningún lado. Muchas dudas y las primeras expresiones que insinúan el darnos la vuelta y desistir de la travesía. Yo me niego a ello, pues si ya he pasado dos veces por aquí, como no vamos a poder hacerlo una tercera. Tras un rato de muchas dudas y cuando ya mis compañeros manifiestan casi todos que nos demos la vuelta, vuelvo a trepar el muro, ahora con mas seguridad, y me asomo al otro lado con mas decisión para descubrir que a media altura del muro hay un ancho escalón que permite descolgarse con toda la facilidad del mundo. Se lo trasmito a mis compañeros, y aunque en un primer momento recelan todos de seguirme, ante mi insistencia, finalmente Faustino se anima y se encarama en lo alto del muro para confirmar lo factible del destrepe por la otra vertiente, y entonces ya si, uno a uno vamos superando todos el obstáculo con gran alegría y regocijo por poder continuar con el camino que nos habíamos propuesto. 

Aquí se nos ve descendiendo por el escalón que yo no vi en un principio.


Aunque parezcan tramos muy complicados, la verdad es que si se sabe por donde hay que ir progresando, se superan con facilidad y con disfrute.


Nos acercamos al último tramo de trepada que es el mas alto de todos pero que dispone de muy buenos apoyos tanto de pies como de manos.


Desde abajo impresiona un poco, pero en cuanto se mete uno en faena se va superando con facilidad. 


Poco a poco lo vamos superando todos sin mayor dificultad.

A nuestra derecha tenemos las Traviesas del Grajal y al fondo el Samelar.

El caótico valle de las Moñetas con las altas cimas del central que le rodean.

Tras dejar atrás la crestería, decidimos dirigirnos hacia el Pico Soriano y pisar su cumbre de 2.181 mt. que casi ninguno de nosotros teníamos en nuestro curriculum. 

Una vista general de la arista superada.

Llegando al Pico Soriano.


Foto de cumbre con nuestra bandera. Más que el pico, celebramos el haber superado la crestería. 

Al norte del Pico Soriano vemos otra cumbre secundaria que nos proponemos pisar también.

Que nos permite realizar una muy entretenida y fotogénica trepada.



Tras lo cual iniciamos el descenso hacia Sotres por la zona de la Pica de Fuente Soles, disfrutando de las vistas, de la tarde y muy satisfechos por haber sido capaces de superar los obstáculos que la montaña nos puso en el día de hoy. 

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