Y como veíamos que había que buscar algo cerca de la costa, se nos ocurrió ir al Cabezo Llerosos, saliendo desde la Molina, con casi 1.500 mts de desnivel. Vertiente norte, protegidos del fuerte viento sur, y en la cumbre unas vistas magníficas hacia Picos. Yo había estado dos veces en su cumbre, la última hace más de 7 años y Tomás no la conocía aún, así que sin más nos dirigimos hacia la Molina, con solo una parada para coger pan, por lo que ha lasa 8,30 de la mañana (comentamos que así tenia que ser siempre) nos ponemos en marcha.
La coqueta iglesia de la Molina, con nubes de sur y luz en las farolas de sus calles
la temperatura es idónea para andar y enseguida vamos ganando metros de desnivel
Pasamos por unas majadas con algunas cabañas en ruina, pero de un gran encanto, y en una de ellas, a las 10,30 nos paramos a tomar las 11. Seguimos ascendiendo y entramos en un pequeño valle al pie de la Peña Jascal de gran belleza . La sensación de soledad nos envuelve y nos acompaña, solo rota por el azote del viento en las cresterías que llevamos a nuestra derecha, y que nos anuncia lo que nos espera en la cumbre, a la que llegamos a las 12,30 (es lo que tiene madrugar) y efectivamente, nos recibe con unas ráfagas de viento que hacen que en algunos momentos perdamos el equilibrio, viéndonos obligados a sentarnos en el suelo para evitar dar de bruces contra él. En la foto Tomás con el macizo central
y aquí con el occidental, sentado para no caerse, Tomás, no el occidental
En la parte superior izquierda la cumbre del Torbina, en la parte inferior parte del pueblo de Arenas y en la parte superior derecha la cumbre donde subimos el sábado pasado, el Jorcao del Cuerno con las praderías de Nava por debajo de él
En la parte superior izquierda la cumbre del Torbina, en la parte inferior parte del pueblo de Arenas y en la parte superior derecha la cumbre donde subimos el sábado pasado, el Jorcao del Cuerno con las praderías de Nava por debajo de él
momento el viento nos puede mandar al suelo
donde discurre la garganta del río Cares
y como la cosa no está para muchas contemplaciones comenzamos el descenso, buscando un lugar más resguardado del viento para pararnos a comer
después de lo cual decidimos bajar por la parte derecha, contraria a por donde hemos subido, recorriendo unas cresterías que nos depositarán cerca de la majada donde picamos por la mañana, y que nos hacen muy distraida la bajada, con vistas como esta