Norma que debiera ser de obligado cumplimiento

Norma que debiera ser de obligado cumplimiento para todos
Para facilitar la organización de vehículos y saber a quienes hay que esperar en Mompía o en cualquier otro lugar de reunión de salida, se ruega muy encarecidamente enviar un mensaje bien al móvil, o bien al correo electrónico de Alberto o quien dirija la salida, indicando quiénes van a ir a la marcha, lo más tarde el viernes al mediodía, si es posible.

martes, 15 de marzo de 2011

Corredor noroeste a Peña Castil: una ascensión que deja huella


Los planes que teníamos Maruja, Rubén, Eloy, Jose y yo era la de subir el sábado y domingo a dormir al refugio de Cabrones y ascender alguna cumbre de la zona, pero la previsión del tiempo nos decía que estaría nuboso tanto el sábado como el domingo y decidimos dejarlo para más adelante, ya que la zona merece que se la disfrute con buen tiempo, pero como en casa tampoco apetecía quedarse, Eloy propone ir a realizar la ascensión del corredor noroeste de Peña Castil, descubierto y ascendido por él en el año 2007, y que hacia tiempo veníamos hablando de realizarle, pero va pasando el tiempo y no se acaba de materializar, así que en cuanto nos lo propuso, a Jose y a mi se nos pusieron los dientes largos y no hubo ninguna discusión sobre la propuesta. Quedamos a las seis y media de la mañana y antes de las nueve partimos de la curva que la carretera que asciende al pueblo de Sotres hace un poco antes de llegar a el, y de donde parte la pista que asciende hacia los puertos de Aliva. Nosotros la abandonamos cuando llegamos a la altura de los invernales del Texu para ascender por el antiguo camino, gran parte de el destrozado por la construcción de la pista que asciende asta Pandebáno, y después seguir por la misma pista hasta llegar a dicho collado. Al inicio he puesto dos croquis uno con el recorrido que realizamos y otro con más detalle del corredor. Después de llegar al collado de Pandébano continuamos por el camino de Urriello hasta el collado Vallejo, para una vez pasado este y después de pasar la canal del valle del Agua, dejar el camino y ascender hacia el Jou del Carnizoso, que es donde se coge el corredor, que tras una ascensión de casi cuatrocientos metros, nos deposita en la arista oeste de Peña Castil, unos cien metros por debajo de su cumbre. Después de coronar dicha cumbre descendemos hasta el collado de Camburero y enfilamos la recta y larga canal del Fresnedal que nos deposita en los invernales del Toro, para terminar el circuito tras recorrer la pista que nos lleva hasta donde salimos por la mañana.

la clásica vista del collado de Pandébano con los Albos de fondo


a partir del collado de Pandébano tenemos nieve, pero nos aprovechamos de la huella que alguien ha marcado hacia el refugio de Urriello, aunque los que la hicieron se desviaron del camino, tapado por la nieve subiendo demasiado, lo que hizo que nos resultase muy incómodo progresar, y cuando llegamos al collado Vallejo llevábamos ya una buena trisca. Son las once y cuarto y nos paramos a picar un poco e intentar recuperarnos del esfuerzo realizado en esta larga travesía
después de lo cual continuamos nuestro caminar salvando los pendientes neveros que tenemos que atravesar y que tienen resto de aludes caídos en los días pasados. A nuestros pies se abre la encajonada canal de Balconsin por encima del pueblo de Bulnes
admirando el grandioso paisaje que nos rodea con el Picu majestuoso
llegado a este punto, dejamos la huella que continua por el camino hacia Urriello, y enfilamos a nuestra izquierda para ascender hasta el Jou del Carnizoso -a la izquierda de esta foto por debajo del largo espolón rocoso-.Al principio la nieve no está mal para progresar, pero a medida que ganamos altura cada vez nos la encontramos más blanda y nos va minando nuestras fuerzas
por fin llegamos al Jou y vemos a la izquierda del mismo el inicio del corredor, nos dirigimos hacia el con malas espectativas, la nieve está muy blanda y es una verdadera tortura el progresar por ella. Menos mal que la cordada está muy compenetrada y nos vamos turnando cada cincuenta pasos en abrir huella, pero la vemos muy paposa, lo que nos hace temer por un posible alud cuando nos encontremos ya dentro del corredor, para colmo, vemos caer dos o tres pequeños aludes cerca de donde nos encontramos; son de la nieve que se encuentra pegada a la roca y que al ser mediodía, la temperatura más elevada hace que se desprenda y forme pequeños aludes, que en principio no ofrecen ningún peligro
                                                                                          
decidimos acercarnos hacia el inicio del corredor y ascender hasta el resalte de roca que obstruye el inicio del mismo, cuando nos vamos acercando a el, la nieve la encontramos más dura, y dado que el terreno tiene ya una buena inclinación, Eloy y yo decidimos ponernos los crampones; además esto hace que renazcan nuestra esperanzas de poder continuar hacia arriba
                            
                                                                
y efectivamente, una vez superado el resalte, el corredor tiene muy buena pinta y con gran optimismo iniciamos nuestra ascensión
pero enseguida se acaba nuestra alegría, la nieve, en cuanto ascendemos unos cincuenta metros se encuentra sin transformar, osea, polvo, polvo, y nos vamos hundiendo casi hasta la rodilla; Eloy y yo nos tenemos que quitar los crampones, pues a pesar de llevar antizuecos, se nos hace una pelota de nieve en ellos que nos hace aún más costosa la ascensión
con gran esfuerzo seguimos progresando, encajonados entre las paredes del corredor, tenemos la sensación de encontrarnos en un gran ambiente de alta montaña, con el Urriello a nuestras espaldas y el Carnizoso cada vez a más metros por debajo de nosotros
la parte final es una auténtica paliza, en algunos sitios nos undimos casi hasta la cintura y nuestros pies no consiguen pisar algo sólido para apoyarse, pero ya tenemos cerca la salida, lo que hace que tiremos para arriba con fuerza. A las tres y media dejamos atrás el corredor y salimos a la arista oeste que termina en la cumbre de Peña Castil, pero nuestro sufrimiento no ha terminado aún, la nieve sigue igual de asquerosa que por el corredor y nos lleva media hora recorrer los cincuenta metros de desnivel que nos quedan hasta la cumbre. Yo voy desfondado y cada veinte pasos tengo que pararme a recuperar alguna de las poquísimas fuerzas que me quedan. A las cuatro llegamos por fin a la cumbre, aún no hemos comido, y aunque sopla un viento algo desagradable, nos estamos un rato comiendo algo, sin ni siquiera sentarnos; yo por lo menos lo necesito, pues sino no seria capaz de moverme de aquí
Jose en la cumbre
y los otros dos miembros de esta expedición
el macizo oriental al inicio de nuestro descenso, que le hacemos por la subida normal, camino del collado de Camburero
cuando llegamos, acabamos de comer, nuestros cuerpos hoy se han quedado sin gasolina y nos queda aún mucho antes de llegar a la furgoneta de Eloy. Jose quiere descender por la majada de la Moñas y Pandébano, pues el aún no conoce esa bajada, a mí me da lo mismo y Eloy prefiere bajar por la canal del Fresnedal y las vegas del Toro. Al final Eloy con esa verborrea que Dios le ha dado, nos convence y enfilamos la larga canal para abajo
y pasadas las siete y media, después de once horas casi ininterrumpidas de actividad, llegamos por fin a la furgo, con el cuerpo bastante cascadito, pero con nuestro espíritu pletórico por la actividad realizada; mañana solo quedará en nuestra memoria los momentos buenos vividos. Y algo que me sale de dentro con mucha fuerza ¡tengo que volver a este corredor para disfrutarle con la nieve en mejores condiciones! ¡ a pesar de haber sido otro día de darlo todo en Peña Castil!