Norma que debiera ser de obligado cumplimiento

Norma que debiera ser de obligado cumplimiento para todos
Para facilitar la organización de vehículos y saber a quienes hay que esperar en Mompía o en cualquier otro lugar de reunión de salida, se ruega muy encarecidamente enviar un mensaje bien al móvil, o bien al correo electrónico de Alberto o quien dirija la salida, indicando quiénes van a ir a la marcha, lo más tarde el viernes al mediodía, si es posible.

lunes, 24 de enero de 2011

Tiro Navarro: La aventura aún es posible

A base de salir a la montaña casi todos los sábados, y después de muchos años de recorrer esas montañas diseminadas a lo largo y ancho de esta privilegiada región y de las que la rodean, llega un momento en que parece que se convierte un poco como en rutina, y si es cierto que aún disfruto en cada una de ellas como si fueran las primeras, con el aplomo que te dan los años y la experiencia, y también debido a que en los casi veinticinco años de dedicarme a esto, he tenido la gran suerte de no haber sufrido ningún percance grabe, ni yo, ni ninguno de los que me han acompañado.Pues eso, que parece que el salir cada sábado con los amigos es ya una rutina, con el aliciente de recorrer bonitos parajes, disfrutar y pasártelo bien, pero....., como si fuese ya una rutina.
Pues bien, el sábado pasado -22/1/2011- se dieron una serie de circunstancias que hicieron que esta inercia se rompiese un poco, y pasó de ser una salida más, a convertirse un poco en aventura que afortunadamente, salio bien, y al final resulto una ascensión que por lo menos a mi, me llenó plenamente y que quedará grabada con letras de oro en mi historial de buenas ascensiones.
Pero comencemos por el principio, después de la ascensión a Peña Prieta del sábado pasado, que también resultó de lo más interesante por diversos motivos, -algunos no muy agradables por desgracia- al ver que para el sábado las previsiones eran de que solo tendríamos algo de nubosidad y mucho frío -ideal para que la nieve esté muy bien para grampones- se me ocurrió que podríamos hacer yo, y los que quisieran acompañarme, Tiro Navarro por el valle de la Moñetas, ascensión que hacia tiempo tenia echado el ojo para realizarla en invierno.
Al final se apuntaron Mayte, Rubén y Julián, y a las nueve y media partíamos del inicio de la pista que desde Sotres asciende hasta los puertos de Aliva, con el cielo algo cubierto y chispeando algo de nieve. El termómetro marcaba dos grados bajo cero por lo que bien abrigaditos comenzamos nuestro caminar.
el río Duje heladito casi por completo
llegamos a los invernales del Toro y giramos a nuestra derecha para afrontar el ancho y caótico valle de las Moñetas. Comenzamos a ascender siguiendo el sendero y los jitos que poco a poco hace que vayamos ganando altura. Por delante nuestro vemos que va un grupo de cinco y enseguida les damos alcance. Nos comunican que se dirigen también a Tiro Navarro, pero como ya son las once, nosotros nos paramos a picar un poquito, que las once, son las once y hay que respetra las horas de comer
al poco de ponernos otra vez en movimiento, perdemos los jitos, y al grupo que nos precede tampoco le vemos por ningún lado, por lo que seguimos ascendiendo un poco intuitivamente con tendencia hacia el lado derecho del valle. Mientras, las nubes se han ido disipando y las cumbres tanto del central como del oriental se nos muestran luminosas
cuando llegamos a la nieve nos ponemos los pinchos, pues se encuentra dura y enseguida tenemos que superar un pequeño corredor bastante empinado donde disfrutamos de lo lindo
aquí en la parte superior del corredor
seguimos ascendiendo buscando el mejor camino, pero las nubes nos hacen amagos de querer volver a taparnos el cielo

nos encontramos una gran ondonada que nos corta el paso y tenemos que buscar un sitio por donde continuar. Después de un rato de buscar, enfilo una loma un poco pindia y expuesta y después de superarla, veo que es posible continuar, por lo que llamo a mis compis por el gualki -hoy los he traído para probar como funcionan los nuevos, y al final nos vinieron de perlas y funcionaron muy bien-ya que ellos se han quedado abajo esperando. Desde mi posición se ve ya la cumbre y la ladera final de Tiro Navarro, también la huella del grupo que nos precedía, y vemos que han subido por lado opuesto del valle
en el centro y al fondo de la foto se ve Tiro Navarro
son ya casi las dos y media y con lo que nos queda, vemos muy difícil que tengamos tiempo de llegar a la cumbre, pero de momento, como ya no tenemos obstáculos decidimos continuar
Peña Vieja entre velos de niebla
alguien por detrás dice: ¡que, paramos? ¡que ya tengo flojera!
buscamos un sitio donde poder sentarnos y donde parece que estamos más protegidos del frío viento que de vez en cuando sopla, y rápidamente damos cuenta de nuestro bocatas, del turrón de Mayte, del te, y alguno, hasta se hecha un cigarrillo, que hasta aquí no llega la nueva ley del tabaco

cuando aún estamos comiendo vemos que tres del grupo que iba por delante nuestro están llegando a la cumbre, y la verdad, da un poco como envidia cochina, pues vemos que nosotros ya no vamos a poder llegar
terminamos de comer, son ya casi las tres y no tenemos muy claro que hacer. Algo me invita a continuar, es como si no me resignase a no hacer cumbre, por lo que planteo el seguir ascendiendo en diagonal, yendo hacia la zona por donde sube la huella de los que ya están descendiendo de la cumbre, juntarnos con ellos y descender por la parte por donde ellos han ascendido, y así lo hacemos. En la foto se ve Collada Bonita, a la izquierda de la aguja que está en sombra, que es la aguja de los Martinez
al principio, Mayte y Rubén dudan, pues quieren comenzar ya ha descender, en lugar de seguir en travesía para ir en busca de la huella, pero como Julian y yo seguimos decididos, al final nos siguen también ellos
la tarde, como se ve en la foto tiene una luminosidad muy especial
enseguida encontramos la huella de los asturianos y les vemos a ellos también que están descendiendo hacia nosotros. Como este va ha ser el punto más alto que vamos ha alcanzar hoy -2.400 mts, marca el altímetro- nos hacemos unas fotos como si fuera la cumbre

esperamos a que vayan llegando hasta nosotros, miro el reloj, marca las tres y media
-¡oye, son las tres y media, tampoco es tan tarde ¿no?
-¡además ya hemos comido, y tenemos huella, son doscientos metros!
-¿que nos llevaría, tres cuarto de hora?
Julian y Rubén se animan y dicen que si, que de acuerdo.
Mayte, sin embargo dice que no, que ella ya pasa de la cumbre. Entonces la decimos que puede bajarse con los asturianos.
Accede, y Rubén la deja las llaves del coche y también la damos uno de los tres gualkis que llevamos.
Cuando llegan los asturianos -una chica y dos chicos- nos dicen que la subida no tiene ningún problema, solo una pequeña chimenea final que tiene hielo pero que los grampones agarran bien, eso si, dicen que en la cumbre hace muchísimo frío.
como se ve en esta foto del valle, las nubes cubrían el oriental y se mostraban amenazantes, en cualquier momento se nos podían echar encima

Inmediatamente nos ponemos en marcha y comenzamos a ascender hacia la cumbre. Aunque parecía que nos quedaba poco, cuesta subir, y cada poco hay que pararse a recuperar fuerzas. Yo voy moviendo los dedos de los pies y dando zapatazos en el suelo pues llevo los pies muy fríos a pesar de llevar botas de plástico. Cuando llegamos a un collado a menos de cien metros de la cumbre, donde hay que hacer un giro a nuestra izquierda, sopla un viento helador y me tengo que parar a ponerme una braga en el cuello y otra en la cabeza que refuerce la visera que ya llevo puesta. Miro el termómetro, marca doce grados bajo cero y una vez que me he tapado la cara ya no siento nada de frío.Me pongo de nuevo en marcha, pues mis compis han salido de mi campo de visión, y enseguida los veo que me están esperando. Continuamos, ya nos queda poco. Yo me vuelvo a parar y hago un vídeo que con los guantes y las manoplas es un poco incordio y me lleva mucho tiempo.y después de superar una corta chimenea, por fin llegamos a la cumbre donde sopla un fuerte viento pero con unas vistas magníficas. Los picos están rodeados por la niebla y las cumbres principales se nos muestran limpias y luminosas.

En esta vemos Peña Vieja, y al fondo emergiendo por encima de las nubes se ven el Lomas y el Cuartasal fondo el Pico Santa Ana, y por delante las otras cumbres de Tiro Navarro

al fondo a la izquierda Peña Santa y a la derecha Torre Cerredo
como en un principio habíamos desechado subir, el hacer al final cumbre me produce una gran satisfacción. Aunque tengo la preocupación de que nos queda la bajada por un terreno que no conocemos y que la niebla amenaza con meterse en cualquier momento. Esperemos que aguante por lo menos hasta que salgamos a la parte inferior del valle

Peña Vieja, preciosa, y al fondo asomando entre las nubes, parece saludarnos Peña Prieta

miro el reloj, son las cinco menos cuarto, tenemos que bajar pitando, e inmediantamente nos ponemos en marcha, el descenso resulta cómodo y yo ya no siento frio en los pies. Cuando llegamos otra vez al collado llamo por el gualki a Mayte con pocas esperanzas de que me oiga, pues deben estár ya muy abajo, pero para nuestra sorpresa me contesta y se la oye con mucha claridad. La digo que ya estamos descendiendo y ella dice que se han desviado un poco del camino y los asturianos la han llevado a ver el lago de las Moñetas que está muy bonito. Nos despedimos, ella nos esperará en el coche.
Llegamos al sitio donde nos separamos de Mayte y los asturianos y vemos que la niebla sube por el valle y enseguida llegará a nosotros. Y efectivamente, visto y no visto, de repente nos vemos envueltos por la niebla y en unos instantantes el panorama ha cambiado radicalmente. En cuanto damos unos pasos la huella de los que ya han bajado desaparece, pues hay tramos que al estar la nieve dura apenas han dejado marca. Damos unas vueltas en su busca pero nada, tenemos que dejarlo, hay que tirar para abajo, descendemos un poco y la ladera cada vez se pone más pindia. De las huellas ni rastro, la nieve se confunde con la niebla y no tenemos la más minima referancia para poder guiarnos. Llamo otra vez a Mayte y la comunico nuestra situación. Nos dice que por abajo la niebla está alta y que bajemos pegados hacia la derecha del valle ¿pero donde está aquí la derecha?.
Seguimos descendiendo y esto cada vez está más pindio, parece que nos estamos metiendo en las entrañas de la tierra, pero no tenemos más remedio que seguir y confiar en nuestra intución para ir descendiendo. Lo peor es que llegemos a un cortado o a uno de los numerosos hoyos que hay por el valle y no sepamos por donde salir. Llegamos al fondo de una ancha y pindia canal toda cubierta de nieve que tuerce un poco a la izquierda. El descenso por la nieve sin apenas undirnos es rápido, pero la sensación de que estamos totalmente perdidos me va invadiendo poco a poco. De pronto me fijo en una pala de nieve que desciende por mi izquierda entre dos rocas y me parece percibir un relieve que la recorre por el centro. Me acerco y ¡efectivamente! ¡son huellas! acabamos de encontrar la huella de Mayte y los asturianos. Nos invade una gran alegría y nos encomiamos para intentar no perderla.
Ahora ya con la huella seguimos más rápidos y confiados y aunque seguimos envueltos por la niebla la esperanza de poder salir con bien de esta se va acrecentando en nosotros. Después de un rato de descenso la huella nos lleva a un cortado en roca que nos obliga a quitarnos los grampones y como la luz del dia ya se va difuminando sacamos las frontales -¡siempre hay que llevar una frontal en la mochila para casos como este!- Julián no la lleva, y como yo tengo dos le dejo una. Tras descender el espolón rocoso todavía hay un tramo largo con neveros, en algunos tramos bastante pindios y como la nieve sigue dura tenemos que ir con sumo cuidado de no tener un resbalón. En estos casos, por no parar unos minutos para volver a poner los pinchos, al final se pierde más tiempo, con el riesgo de resbalar y tener una mala caída. Al final se acaba la nieve y ya vamos más seguros.
Todavía hay una tibia claridad, son cerca de las siete, y durante un rato conseguimos seguir los jitos que de vez en cuando indican el camino más apropiado, pero llega un momento que los perdemos y continuamos descendiendo un poco intuitivamente. Hace ya un buen rato que caen granitos de nieve que van blanqueando el suelo y también ponen algo resbaladiza la piedra. La poca claridad que hay nos deja ver que estamos a la altura de la entrada del Vallellon, la larga canal que hay que ascender para subir al Escamellao, por lo que aún nos queda un buen tramo para llegar al fondo del valle y ya no se ve un pimiento.
Con la luz de nuestras frontales vamos descendiendo un poco a bulto, y de pronto comenzamos a pisar un pequeño sendero que tira hacia nuestra izquierda. Lo seguimos un rato y en esta ocasión no desaparece más adelante como nos ha ocurrido más arriba. Comento a mis compis que debe ser el sendero que en travesía llega a la majada del Fresnedal, y que el año pasado recorrimos cuando descendiamos por este valle procedentes de Collada Bonita. Si es así estamos salvados, pues una vez lleguemos a dicha majada que se encuentra al inicio de la canal del Fresnedal, -canal que hay que ascender para subir a Peña Castil y que conozco muy bien- ya tenemos un sendero bastante marcado que nos bajará asta los invernales del Toro, donde ya cogeremos la pista que nos lleve hasta donde tenemos el coche. Continuamos esperanzados, pero con mil ojos para no perder el sendero que de vez en cuando tiene algún jito. Hay tramos con más roca donde desaparece el sendero y a veces nos cuesta volver a encontrarlo. Rubén va el primero y no se le escapa una, poco a poco vamos avanzando sin perder el camino.
¡Pero como cambian las distancias y el tiempo cuando no hay luz! El recorrido se me hace muy largo y me parece que ya deberíamos haber llegado a las cabañas. Pero mientra haya sendero tenemos que continuar por el, y después de un buen rato de pronto aparece justo delante nuestro la cabaña tan esperada. Siento un gran alivio, y para celebrarlo nos paramos para echar un trago de agua, pues desde que iniciamos el descenso de la cumbre no he vuelto a beber, debido a que al final se me ha congelado el agua en la goma de chupar y me ha sido imposible desatascarla. Saco la botella y descubro que está medio congelada, con varios bloques de hielo, a pesar de llevarla metida en la mochila.
Después de echar un trago continuamos descendiendo por el sendero que al final nos lleva a la canal del Fresnedal. Seguimos descendiendo por su margen izquierda y después de un rato el terreno cada vez se pone más empinado
-¡si a mi me parece que no había tanto desde la cabaña al final de la canal!
-¡no puede ser que nos hayamos equivocado!
Seguimos descendiendo y ya vemos que el terreno se suaviza por lo que deduzco que ya estamos saliendo de ella. De pronto Rubén que va delante dice:
-¡una cabaña!
-¿¿¿¿¿
-¿una cabaña?
-¡se supone que donde estamos no hay ninguna cabaña!
-¡ya caigo! ¡no es una cabaña! ¡es un piedra!
Y efectivamente, es una gran piedra totalmente rectangular que se encuentra al inicio de la canal y que recuerdo de las veces anteriores que he pasado por aquí.
Siento un gran alivio, ya desde aquí no tenemos pérdida, pues aunque no encontremos el desvío para entrar a la vega del Toro, siguiendo recto hacia abajo nos tenemos que encontrar con la pista que baja de Aliva y con el río Duje.
Y efectivamente, seguimos el marcado sendero aún más remarcado por la ligera capa de nieve que está cayendo y que hace que el sendero blanquee más que los arbustos que hay por sus orillas y enseguida encontramos las rocas que dan entrada a la parte superior de la vega del Toro. Llamo a Mayte por el gualki para comunicarla nuestra situación y tranquilizarla.
-¡A ver Mayte!, ¿me escuchas?
-¡Mayte, ¿me oyes?
-si, os oigo, ¿estáis ya en la pista?
-si, enseguida llegamos a ella, estamos llegando a la vega
-¡Berto! ¿estáis ya en la pista?
No me ha oído y la repito nuestra posición. Al final ya me escucha, ¡en buena hora traje los gualkis!
-¡bien, bien! ¡os queda media hora por la pista, aquí os espero!
Y totalmente contentos y satisfechos por haber conseguido salir con bien del atolladero recorremos la pista que en esta ocasión nos sabe a gloria el recorrerla
pasando el puente que hay cerca de la fuente de la vega del Toro
y a las ocho y media, después de once horas desde que esta mañana salimos del mismo sitio, y de más de diez de actividad, llegamos al coche, que tiene una pequeña capa de nieve, y después de cambiarnos partimos raudos para Santander contando a Mayte nuestra peripecia.
De tarde en tarde no viene mal una aventurilla de estas, sobre todo si acaba bien como en esta ocasión, aunque no sé que hubiese pasado si no llegamos a en encontrar la huella que al final nos sacó de la niebla. De haber tenido que hacer noche, aunque la temperatura era baja, no creo que hubiésemos tenido mucho problema pues íbamos bien equipados de ropa y yo siempre llevo una manta térmica que ayuda a retener el calor.
El riesgo que asumimos en esta ocasión, fue el de la niebla, pues aunque cuando llegamos a la cumbre estaba aún despejado, teníamos bastantes posibilidades de que en cualquier momento se nos metiese, como así ocurrió. De no haber sido por la niebla, con un día despejado, aunque la hora de llegar a la cumbre era un poco tardía no hubiésemos tenido ningún problema para bajar.
Pues nada, esto fue todo. Espero que os guste el “rollo” que he metido, lo he hecho para compartir con vosotros esta aventurilla, y a la vez me ha servido a mi de recordatorio de lo que al final fue un gran día de montaña.
¡Ha! Y quiero dar las gracias a mis compis por su serenidad en los momentos más tensos, cosa muy importante también para mantener la calma y la concentración para poder salir del atolladero.
¡¡NOS VEMOOOS!!