Norma que debiera ser de obligado cumplimiento

Norma que debiera ser de obligado cumplimiento para todos
Para facilitar la organización de vehículos y saber a quienes hay que esperar en Mompía o en cualquier otro lugar de reunión de salida, se ruega muy encarecidamente enviar un mensaje bien al móvil, o bien al correo electrónico de Alberto o quien dirija la salida, indicando quiénes van a ir a la marcha, lo más tarde el viernes al mediodía, si es posible.

martes, 2 de julio de 2019

Seis días por la cordillera

Aprovechando que tanto Carlos como yo disponíamos de unos días libres de trabajo y de compromisos, nos planteamos el reto de perdernos seis o siete días por la cordillera en la zona de Liébana. Escogimos esta opción, debido a que por los Picos aún quedaban bastantes  neveros y como ya íbamos a tener que cargar con bastante peso en la mochila, no queríamos añadir el de los crampones y el piolet.
La idea inicial era poder vivaquear algún día si el tiempo nos lo permitía, pero como este no lo teníamos muy asegurado, planificamos las etapas para terminar las jornadas en un lugar donde existiera alguna cabaña para poder refugiarnos si nos sorprendía la lluvia.
  
Iniciamos nuestra andadura en la localidad de Potes, adonde llegamos el jueves 6 a las 12,30 de la mañana, tras recorrer la distancia que la separa de Santander en el autobús de linea tras dos horas y cuarto de viaje.

Nuestras mochilas pesan como auténticos armarios, sobre todo la de Carlos, así que se trata de tomárselo con mucha calma. Tenemos seis días por delante y no tenemos ninguna obligación de llegar a un sitio en concreto. A la salida de Potes cogemos un camino que asciende hasta la ermita de Valmayor, donde vemos que tiene un magnifico pórtico para pasar una noche si nos cuadrase.
Ahora no imaginamos que al martes siguiente dormiríamos aquí. 

De la ermita continuamos en fuerte ascensión para alcanzar la parte alta de la sierra de Valmayor y continuar por toda su crestería pasando por el Collado de Porcieda. En continuos "sube/baja", algunos bastante pronunciados, vamos progresando por la parte alta de la sierra, compensados por las estupendas vistas que por ambos lados se nos van mostrando.

Tras pasar un tramo sin camino progresando por roca y arbustos, que nos hizo sudar la gota gorda, llegamos a un alto denominado Mediajo, a 998 mt. de altitud. A partir de aquí la crestería se hace intransitable, por lo que el camino desciende unos metros para seguir por la falda sur de la sierra, para mas adelante ascender de nuevo hasta la crestería. Poco a poco nos vamos acercando hacia la cumbre del Pico Jaro que tiene 1.445 mt. de altura, a donde llegamos hacia las siete de la tarde con unas fuertes y frías rachas de viento sur que hizo no pudiésemos disfrutar mucho de la cumbre.
Descendemos del Jaro en busca del camino que nos lleva hasta el Collado del Salce para desde aquí continuar por un camino que recorre un espeso bosque hasta llegar a la choza de Cantalafreo, donde concluiremos el recorrido de hoy y en donde pasaremos la primera noche en la montaña.
Desde la cumbre del Jaro hasta la cabaña que nos llevó algo mas de dos horas, lo realizamos bajo un fuerte aguacero, que gracias a los paraguas y a que por el monte íbamos protegidos del viento, evitó que cogiésemos una buena mojadura. No así en los últimos metros antes de llegar a la cabaña, donde las ráfagas de viento eran tan fuertes, que tuvimos que cerrar los paraguas, que a punto estuvieron de quedar destrozados.

Por fin llegamos a la cabaña donde pudimos acomodarnos y extender la ropa mojada, para a continuación prepararnos una suculenta cena y recuperar la energía perdida en este duro primer día.

Tras descansar bastante bien con la compañía de un pequeño ratoncito que se había quedado atrapado en nuestra habitación, desayunamos y nos preparamos para iniciar la etapa del viernes con el cielo casi despejado, aunque con algunas nubes que se mueven a mucha velocidad por el frío viento que sigue soplando.

Así de guapa estaba la zona de Peña Vieja en el macizo central.

Con paso muy lento debido al peso de las mochilas, vamos ganando metros  al Pico Corcina y poco a poco nos vamos acercando a su cima, con unas vistas magníficas.

Llegamos a la cima y durante un buen rato nos deleitamos con el panorama. Aquí vemos el Bistruey, nuestro próximo objetivo. ¡Mas nos vale no pensar en ello!

Magnífica vista también de Peña Prieta, cuya cumbre pisaríamos al día siguiente ascendiendo por su arista este que se ve casi al completo en la fotografía. 

Vista hacia el norte por encima de los pueblos de Dobres y Cucayo.

Cima del Corcina 1.875 mt.

Descendemos por la cara oeste del Corcina y tras abastecernos de agua en un pilón situado unos metros por debajo del collado que separa el Corcina del Bistruey, afrontamos los 350 mt. que nos separan de la cumbre de este segundo pico.

El pueblo de Dobres a vista de pájaro.

Llegamos a los 2000 mt. que tienen la cumbre del Bistruey y vemos la tercera cumbre que tenemos que pisar en el día de hoy, el Pumar, y lo que tenemos que recorrer para llegar hasta el.

En la cumbre del Bistruey.

Nos toca descender trescientos metros para volver a ascender trescientos cincuenta hasta la cumbre del Pumar.

Ya en su cumbre con el Lezna y el Curavacas al fondo. Aquí tuvimos un rato que nos calentaba el sol, pero algunas nubes que teníamos encima, nos sorprendieron soltando algunos copos de nieve.

La cabaña que hay al pie del Pumar y en donde pasé dos día por el puente de la Inmaculada del año pasado.

Del Pumar nos dirigimos hacia Peña Quebrada, la cual pasamos unos metros por debajo de su cumbre, pues las fuerzas iban ya muy escas, para luego descender hasta los puertos de Ríofrío.
La imponente cara norte del Curavacas.

Llegamos a los puertos de Ríofrio y nos instalamos en la cabaña de Vega la Canal. Aunque esta cabaña estaba bastante descuidada por dentro, la acondicionamos un poco para sentirnos lo mas cómodos posible. 

Al siguiente día, sábado 8 y ante las previsiones de tiempo frío e inestable, nos replanteamos como continuar, si seguir hacia la zona del Coriscao, o tomar como campo base una de las cabañas de Riofrío y hacer actividad por las importantes cumbres que hay por la zona, según nos permita el tiempo. Inmediatamente nos decantamos por la segunda opción, pero también nos planteamos que si vamos a pasar aquí unos días, será mejor buscar una cabaña mas acogedora que en la que ahora estamos. Yo estas cabañas las conozco muy bien, pues en años pasados me he quedado en todas ellas en mas de una ocasión, e inmediatamente pienso en la cabaña del pueblo de Barrio que se encuentra a un kilómetro escaso de donde hemos dormido. Tras desayunar, sin peso subimos hasta ella, comprobando que está mucho más limpia y acogedora que la de la Vega de la Canal, por lo que regresamos a esta, y tras cargar las mochilas con todas nuestras pertenencias, volvemos a la cabaña de Barrio para aposentarnos definitivamente en esta cómoda y coqueta cabaña. 

Tras el traslado, nos planteamos que actividad realizar en el día de hoy, que de momento hace buen día, y nos decantamos por ascender a Peña Prieta por su arista este y descender por la Laguna de Fuentes Carrionas y por el valle por donde se descuelga el río Carrión

Esta arista la he ascendido en cuatro o cinco ocasiones y cada vez disfruto mas en ella.


Una corta pero bonita trepada por este tramo de piedra caliza.


Que es donde se encuentra la parte mas afilada y mas expuesta.

Ya muy por debajo nuestro vemos la cabaña en donde nos hemos instalado.

También vemos en casi toda su totalidad el recorrido realizado en el día de ayer, con el Bistruey al fondo a la izquierda y el Pumar mas a la derecha de la foto.


Llegando a la parte final de la arista, tenemos esta bonita vista de la cumbre de Peña Prieta, en donde vemos algunos montañeros que se encuentran en la cumbre.

Esta es la cumbre sur o Pico del Infierno.

Aquí vemos las dos cumbres principales con lo que nos queda de crestería.

Carlos disfrutando a tope. El es la primera vez que hace este recorrido.


Tras tres horas de ascenso, llegamos a la cumbre de Peña Prieta, 2.539 mt.

Así se veían los Picos, con mar de nubes sobre Liébana. 

Tras comer en la cumbre, iniciamos el descenso hacia la Laguna de Fuentes Carrionas. Al fondo el Tres Provincias. 

Pasamos por la laguna que aún conserva neveros a su alrededor.


Continuamos el descenso siguiendo el cauce del río Carrión hasta encontrarnos con el camino que asciende del valle de Pineda y que nos devolverá a nuestro punto de partida.

El último tramo del recorrido lo realizamos envueltos por la niebla y con un ambiente bastante frío, por lo que nada mas llegar a la cabaña, encendemos el fuego y al calorcito de la lumbre nos preparamos la cena y saciamos nuestro apetito antes de meternos en los sacos.


Al día siguiente domingo 9, las previsiones son peores sobre todo por la tarde, por lo que nos decantamos por subir a la Zamburria y continuar por la crestería que une esta cumbre con los Altares. Al estar próximos a la cabaña, nos permitiría hacer una retirada rápida en caso de empeoramiento del tiempo. Cuando salimos de la cabaña, la niebla ya entraba por algunas zonas de los alrededores.

Aquí vemos nuestra coqueta cabaña con la Zamburria a la derecha y Peña Prieta a la izquierda.

Subiendo hacia la Zamburria que se ve al fondo, la niebla ya se acercaba hacia nosotros.

Los Picos desde la cumbre de la Zamburria a 2.126 mt.

En la Zamburria con Peña Prieta al fondo.

Continuamos hacía los Altares y cuando llegamos a los 2.125 mt. que tiene su cumbre, la niebla nos envuelve casi por completo. Nuestra intención era haber seguido hasta el Collado Robadorio y haber ascendido hasta el Alto del Naranco, pero como la visibilidad nos iba a impedir disfrutar de las vistas, decidimos volver a la cabaña y comer en ella.

En el descenso nos paramos en este curioso chozo muy bien conservado donde se refugiaban los pastores antiguamente.
Cuando llegamos a la cabaña hacia ya rato que había comenzado a lloviznear y cuando ya estábamos soñando con preparar un buen fuego y una suculenta comida, nos encontramos con que nuestra cabaña había sido invadida por una familia de ganaderos casi completa, pues incluía abuelos y niños que estaban comiendo dentro de la cabaña. Nos explicaron que este era el día en que se habrían los pastos de Riofrío y habían subido su ganado. Después de comer iban a cargar en los remolques a 12 terneros para llevarlos al ferial de Torrelavega que ya los tenían vendidos, y a continuación bajarían otra vez para el pueblo de Barrio que es de donde procedían. De esta manera pasamos la tarde que se nos izo muy amena con la compañía y la charla de esta buena gente, además, antes de marcharse, nos dejaron un buen trozo de pan que les había sobrado, y medio botellín de orujo casero que estaba buenísimo.

Lo malo de esto fue el recital de mugidos de las bacas cuando se llevaron sus terneros, que duró hasta bien pasado el día siguiente, por supuesto, incluida toda la noche.

Al siguiente día lunes 10, amanecimos rodeados de una espesa niebla y tras el desayuno, nos encaminamos hacia el Pozo Curavacas con la intención de ascender al Curruquilla y con la esperanza de que por esa zona situada mas al sur, el sol tuviese mas protagonismo que la niebla.
Y efectivamente, según nos acercábamos hacia las faldas del Curavacas y del Curruquilla, el sol se dejaba ver bastante entre algunas nubes que se resistían a desaparecer.

La Vega de Cantos, en la parte alta del valle de Pineda.

Llegando al Pozo Curavacas.




Tras visitar el lago, iniciamos la ascensión de la larga cara norte del Curruquilla. Desde el Pozo son casi seiscientos cincuenta metros de desnivel.

A ratos rodeados por la niebla y a ratos un poco mas despejado, fuimos superando el desnivel hasta que por fin pisamos la cumbre a 2.416 mt. Afortunadamente las nubes nos dejaron ver los pueblos de Vidrieros y Triollo con el pantano de Camporredondo.

Hoya Continua y el Espigüete. Nos estamos poco en la cumbre, pues hacia un frío del demonio y enseguida iniciamos el descenso.

Uno de los muchos pajarillos que nos han acompañado durante estos días.

Regresamos a la cabaña y lo primero que hacemos es hacer fuego. Hoy hace mas frío que ningún día y se agradece el calorcito de la lumbre. También nos planteamos que hacer al día siguiente. Las provisiones ya comienzan a escasear y las previsiones del tiempo no son nada alagueñas, incluso para mañana dan la cota de nieve a 1.400 mt., por lo que decidimos que después de desayunar iniciaremos el descenso hacia el pueblo de Barrio y llegar a Vega de Liébana para la hora de comer y meternos un cocido o unas buenas alubias para resarcirnos de todos estos días de comer sopas de sobre y comida precocinada. Como el autobús de Santander sale de Potes a las 4,15 y no nos da tiempo para cogerle mañana, Carlos propone que tras comer en Vega bajemos hasta la ermita de Valmayor que visitamos el jueves cuando iniciamos nuestro recorrido, dormir allí y al día siguiente, miércoles, llegarnos hasta Potes para coger el autobús que sala para Santander a las 9,30 de la mañana. 

La noche fue bastante fría y el viento soplaba como si fuese una noche invernal, y cuando nos levantamos al día siguiente, este fue el panorama que nos encontramos, con todo el entorno chamuscado con una pequeña capa de nieve, que no era mucha, pero que sorprende por las fechas en que nos encontramos.
Tras la sorpresa de la nieve y de desayunar lo poco que nos quedaba, abandonamos la cabaña que nos ha acogido durante estos días e iniciamos el descenso hacia el pueblo de Barrio primero, y al de Vega después, según como lo teníamos programado. En este último y tras meternos unas riquísimas alubias de primero y unos huevos fritos con patatas y jamón de segundo, realizamos el recorrido que trascurre por los pueblos de Tollo, Tudes y Porcieda para terminar en la ermita de Valmayor, recorrido de gran belleza, pero muy duro para el peso que llevábamos tanto a la espalda como en el estómago. A las nueve y medía de la tarde llegamos a la ermita con las fuerzas ya casi al límite, pero con la alegría de la actividad realizada durante estos días, y sobre todo el pensar que ya mañana dormiremos en nuestras camas a pierna suelta.
Y esta fue toda la historia de estos seis días por la cordillera. Lo completo con estos dos vídeos que nos dan otra visión de lo que vivimos, y que nuestro deseo es compartirlo con todos los que os gusta esta tipo de actividades.
¡HASTA LA PRÓXIMA!