Las nevadas caídas estos días pasados, han hecho que la nieve se la encuentre a partir de los mil, mil doscientos metros, y por las zonas altas, tanto de la cordillera como de los Picos, la blancura lo invade todo y hace que cumbres que ya conocemos de otras ocasiones, adquieran una nueva dimensión que hace que parezca que estamos conquistando territorio desconocido.
Pero la montaña, en esta coyuntura, no nos lo pone nada fácil, sobre todo si se pretende conquistarla por su parte mas inaccesible.
En la mochila tenemos que trasportar todo el material de invierno.
La experiencia nos recuerda machaconamente que siempre que sepamos que vamos a encontrarnos con nieve, crampones, piolet y raquetas, nunca pueden faltar en nuestra mochila, a lo que hay que añadir mas ropa de abrigo que en verano, bebida suficiente para estar bien hidratados, y una frontal, que nunca debe faltar en nuestra mochila tanto en invierno como en verano.
Como dice Eloy -"sobretodo si vas con Alberto, que nunca sabes cuanto va ha durar la marcha"- (bueno, ya sabéis que tiende a exagerar un poco las cosas).
El sábado nos tocaba ascender al Cueto Iján desde el Pozo del Amo, o mas exactamente, desde el aparcamiento existente en el Km. 16,5 de la carretera que sube hacia el Puerto de Palombera, y en donde existe un cartel que lo denomina La Jaya Cruzá.
El Pico Iján se puede conquistar desde la zona de Brañavieja, para lo cual nos vasta con salvar los 500 metros escasos que hay de desnivel, con el inconveniente de sentir muy de cerca toda la actividad de la estación de esquí, tan perjudicial para los que buscamos la tranquilidad y la belleza en las montañas.
Pero la ascensión por su vertiente norte, desde donde la afrontamos nosotros, requiere tener que superar un desnivel de casi 1.500 metros, un esfuerzo, ampliamente compensado con la belleza de todos los rincones que se recorren.
El equipo completo dispuesto a afrontar el duro reto. Mención especial para nuestra amiga Mayte, única representante femenina, que en ningún momento se amilanó ante tanto "hombron"
Enseguida comenzamos a pisar nieve. Nos encontramos con huella hecha días pasados, que en este primer tramo nos facilita la progresión. Nosotros lo mejoramos para los Gomin-olas, que subirán por aquí algo mas tarde.
¡Ufff! ¡que peso me he quitado de encima!, parece decir Jelu.
Tras hora y media de ascensión, llegamos a las formaciones rocosas denominadas "Los Molinucos del Diablo".
El río Saja, luciendo sus mejores galas invernales.
Dejamos atrás el sombrío bosque y salimos a los Puertos de Sejos que nos reciben con una luminosidad deslumbrante y nos muestran por primera vez nuestra cumbre de hoy. Se ve al fondo, a la izquierda de la fotografía.
Mucha nieve ha caído por aquí.
Dejamos abajo el arroyo y afrontamos los más de 700 metros finales, que a partir de aquí se ponen cada vez mas pendientes. En el inicio de la ascensión final nos tomamos un descanso en esta cabaña, que comentamos algunos, nos podría dar cobijo alguna noche en que decidamos perdernos por estos hermosos parajes.
¡Basta de cháchara! ¡que nos queda aún mucho por hacer hoy!
La nieve, en esta parte superior, nos la hemos encontrado en unas buenísimas condiciones, primero para raquetas y en el tramo último y mas pendiente, para crampones.
Justo y Dani deciden quedarse por encima de la cabaña ha comer tranquilamente y ha disfrutar del magnífico día. Los demás seguimos ascendiendo, unos mas rápidos que otros. La ascensión se hace larga, pero a la vez que vamos sufriendo, vamos disfrutando de la nieve y del panorama que van descubriendo nuestros ojos a medida que vamos ganando altura.
Con cuenta gotas, los primeros se van acercando a la cumbre.
Jesús con todo el valle que acabamos de superar donde se ve marcada nuestra huella.
Y por fin, pasadas las dos y media ¡cumbreeeee! que nos recibe con este panorama.
Mayte, entusiasmada con la panorámica y con el día que estamos disfrutando
Curiosas formaciones de hielo que el viento ha esculpido en estas estacas que culminan la cumbre del Cueto Iján.
Las paredes norte del Cueto de la Horcada y del Pico Cornón, que junto al Iján y al Pico Cordel forman la Sierra del Cordel. Al fondo se ve majestuosa la cara norte de Peña Prieta.
La sierra de Peña Sagra, con el valle de Polaciones todo nevado a sus pies.
¿Y que os parece como están los Picos?
Las cumbres de la zona de Fuente Dé, desde Peña Remoña hasta Peña Olvidada, pasando por Torre Salinas, Torre del Hoyo Oscuro, Torre del Friero, La Padiorna y el cordal desde el Pico San Carlos hasta el Llambrion.
Esta del Oriental con la canal de San Carlos, Pico del Sdo. Corazón y Samelar
El grupo posando en la cumbre, que su trabajo costó.
Después de disfrutar de la comida y del panorama en la cumbre, toca iniciar el descenso.
Bajo muy despacio, intentando capturar con mi maquina de fotos toda esta maravilla, como si me doliese dejar estas espectaculares cumbres que tanto nos ha costado conquistar y que tan efímero ha sido su disfrute.
Magnífica la vista desde aquí del Castro Valnera.
El Pico Cordel, con Reinosa y el pantano del Ebro al fondo.
El Cuernón de Peña Sangra ¡magnífico!
¿Bonita, no?
Llegamos a la parte baja de Sejos y seguimos disfrutando de esta maravillosa tarde que el Ser Supremo nos ha regalado.
Un último vistazo a la cumbre de hoy.
Nos introducimos de nuevo en el bosque y afrontamos el largo descenso hasta los coches.
A mitad del camino nos encontramos una nota de Tomas clavada en un árbol a la orilla del sendero.
En ella nos comunica hasta donde han llegado y donde han comido.
Ellos también han disfrutado de este magnífico día.
Pasadas las siete, y a punto de tener que sacar las frontales (¡los que la llevábamos!) llegamos a los coches.
¡Un poco cansados! ¡pero muy felices por el día vivido y compartido con los amigos!
Lo celebramos con queso, morcilla y buen vino en el pueblo de Saja.
¡Que también a nosotros nos gusta el papeo!, ¡casi tanto, como el "machaqueo"!
No hay comentarios:
Publicar un comentario