Norma que debiera ser de obligado cumplimiento para todos
Para facilitar la organización de vehículos y saber a quienes hay que esperar en Mompía o en cualquier otro lugar de reunión de salida, se ruega muy encarecidamente enviar un mensaje bien al móvil, o bien al correo electrónico de Alberto o quien dirija la salida, indicando quiénes van a ir a la marcha, lo más tarde el viernes al mediodía, si es posible.
miércoles, 6 de mayo de 2020
4 días por el Vignemale (Julio-Agosto 2018)
Nos encontramos en el comienzo de la desescalada del confinamiento, que durante casi 50 días no nos ha permitido salir de casa, únicamente para la compra de alimentos básicos. Como aún dispongo de mucho tiempo libre, me he puesto a rememorar los cuatro días que a últimos de Julio y primeros de Agosto del 2018 viví junto a Jose y Roberto, cuando nos fuimos hasta Pirineos con la intención de llegar hasta la cumbre de Vignemale, una de las muchas cumbres míticas de esta gran cordillera montañosa, con innumerables cumbres de mas de 3.000 mt.
Nuestra intención inicial era partir del aparcamiento de San Juan de Bujaruelo y llegarnos hasta el pequeño refugio de Labaza en donde pasaríamos nuestra primera noche en la montaña, para al día siguiente ascender por el corredor de la Moscova, que tras superar 1.400 mt. de desnivel, nos depositaria en la cumbre del Pico de Cerbillona que junto al Pic Central, al Pic de Clot de la Hount y el Vignemale, con cimas entre los 3.200 y los 3.300 mt., forman el circo que encierra el amplio glaciar que desde estas cumbres, cae hacia la zona este de este amplio macizo montañoso. Tras hacer cumbre en el Vignemale, descenderíamos hasta el refugio de Bayssellance, donde vivaqueando, pasaríamos nuestra segunda noche en la montaña. Los dos días siguientes, los habíamos dejado un poco a la improvisación, dependiendo de la fuerzas y de las opciones que la montaña nos diese.
El viaje desde Santander hasta el pueblo de Torla, último pueblo ante de llegar a San Juan de Bujaruelo, nos resulto bastante cómodo y agradable gracias al frescor que el aire acondicionado del coche nos proporciona, pues en el exterior, la temperatura rondaba los 36 grados, lo cual nos causaba bastante inquietud, pensando en lo que esto nos supondría a la hora de cargar con las pesadas mochilas que tenemos que echar a nuestras espaladas. En ellas tenemos que trasportar material para vivaquear, ya que no hemos reservado plaza en los refugios, y comida suficiente para las comidas y las cenas de estos cuatro días.
Tras comer en uno de los restaurantes del pueblo de Torla, recorremos los 9 km. que por una cómoda pista, ya metida en pleno monte de alta montaña, nos lleva hasta el aparcamiento de San Juan de Bujaruelo, donde iniciamos nuestro caminar de cuatro días.
Partimos de los 1.300 mt. de altitud, y tras cruzar el río Ara por un bonito puente de piedra, seguimos el sendero que por su margen derecha nos irá subiendo valle arriba.
El valle enseguida se cierra con abruptas paredes que ascienden hasta los más de 2.500 mt. que tienen las cumbres que nos rodean.
El sendero nos lleva hasta una pista por la que seguimos ascendiendo durante unos 3 km. Roberto se encuentra con un perro que dice es idéntico al que el tiene.
La pista termina al llegar al refugio de Pastores del Vado, en donde tomamos un marcado sendero que parte por detrás del refugio y que nos sigue ascendiendo por el valle del río Ara. Desde aquí ya se divisa al fondo la parte alta del corredor de la Moscova, con las cumbres del Pico de Cerbillona y del Pic Central.
Aquí he marcado el recorrido del corredor que termina en el collado que forman las cumbres anteriormente mencionadas. La mayor dificultad que presenta este corredor, la ofrece una empinada canal de unos 30 mt. de altura que tiene una dificultad de III grado y que se encuentra donde la linea azul sale de la última zona con nieve.
Continuamos ascendiendo por un marcado sendero con el río Ara a nuestra izquierda, rodeados de un sublime paisaje de alta montaña.
Las marmotas nos acompañan en todo el recorrido, exhibiéndose sin ningún pudor.
Con el sol aún bastante alto, llegamos a la cabaña/refugio de Labaza donde pasaremos la noche.
Vemos que los dos habitáculos de que dispone se encuentran ocupados, por lo que tendremos que vivaquear a la intemperie.
Como se ve, juntos pero no revueltos, nos acomodamos muy bien y nos disponemos a dormir plácidamente, contemplando un cielo maravillosamente estrellado.
Al día siguiente tras levantarnos y desayunar, decidimos cambiar de planes, el día anterior hemos comprobado el excesivo peso de nuestras mochilas y el empinado y largo corredor de la Moscova nos impone demasiado por lo que desistimos de ascender por el. Desde el refugio, seguiremos ascendiendo por el largo valle del río Ara para llegar hasta el Puerto de los Mulos, descender al circo de Oulettes, en la cara norte del Vignemale, para terminar en el refugio de Bayssellance en donde vivaquearemos en nuestra segunda noche en la montaña.
Vamos ascendiendo los 800 mt. de desnivel y los 6 km. que nos separan del puerto, situado a 2.600 m.. Se hace muy largo, pero al fin ya vemos el final del valle. Por la parte derecha de la foto accedemos al Puerto de los Mulos
Al fin llegamos al Puerto.
He iniciamos el descenso hacia el circo de Oulettes, ya en territorio francés. Tenemos que perder 450 m. de desnivel.
Ya vemos el fondo del circo.
El pequeño glaciar de la cara norte del Vignemale, curiosamente de dimensiones mucho mas reducidas que el situado en su parte sureste.
El refugio de Oulettes, situado en la entrada del circo.
Y en la cabecera del Circo, las imponentes paredes de la cara norte del Vignemale. Nosotros le ascenderemos al día siguiente por la cara opuesta.
Llegamos al fondo del Circo y lo atravesamos hacia el norte, para llegarnos hasta el refugio y recuperarnos del esfuerzo con unas buenas jarras de cerveza.
El descanso del guerrero.
Tras tomarnos las cervezas y comer un poco, cargamos de nuevo las mochilas para ascender otros 600 mt. y llegar al collado de Ossoue, situado a 2.750 mt. En sus proximidades se encuentra el refugio de Bayssellance, en donde pasaremos la noche.
Según vamos ascendiendo, vemos al otro lado del circo el Puerto de los Mulos y toda la bajada que hemos realizado desde el mismo.
También se nos hace visible toda la ladera este del Petic Vignemale, en la cual vemos a los montañeros que asciende o desciende del mismo. Como aún tenemos tiempo antes de llegar al refugio, decidimos llegar al collado, dejar nuestras mochilas, y hacer cumbre en este pico que no deja de ser un 3.000 mas para nuestro curriculum montañero.
Aquí se ve toda la ladera con la cumbre.
Pero aún nos queda un trecho para llegar al Collado. La cara norte del Vignemale llena todo el paisaje.
Ya lo vemos mas cerca.
Llegamos al Collado y vemos al otro lado el refugio donde a las afueras del mismo queremos vivaquear. Pero antes tenemos aún tarea por hacer.
A un lado del Collado dejamos nuestras mochilas y sin peso, nos disponemos a salvar los 300 mt. que nos separan de la cumbre de este modesto 3.000.
Según ganamos altura se nos muestran los magníficos paisajes que nos ofrecen los Pirineos. Este es el lago de Gaube en zona francesa.
La cara norte del Pico Marboré, en la zona de Ordesa. Al fondo un poco a la derecha, asoma la cumbre del Perdido.
Llegando a la cumbre del Petit Vignemale.
La foto de cumbre con el Vignemale al fondo. Nos esta esperando para el día siguiente.
Vista hacia el norte.
Hacia el este vemos la Brecha de Rolando y el Casco.
Descendemos de la cumbre y tras recoger nuestras mochilas, nos llegamos hasta el refugio y tomamos posesión de uno de los múltiples vivac que hay al rededor del mismo.
Nos preparamos una suculenta cena y nos metemos en los sacos contemplando estas increíbles vistas. Al fondo, alumbrados por el sol de la tarde, vemos el Taillón, la Brecha de Rolando, el Casco, el Pico de Marboré y los Astazus. Por cierto, que los Astazus fue mi primer cumbre de 3.000 mt. allá por el año 2.006
Al día siguiente madrugón para ascender a la cumbre del Vignemale. Desde el refugio tenemos que perder unos 150 mt. para comenzar a subir en dirección al glaciar, por el cual tenemos que ascender hasta llegar al pie de la montaña.
Para llegar al glaciar tenemos que realizar una larga travesía por terreno muy escarpado que nos exige la máxima concentración. Los músculos aún se encuentran un poco atrofiados con el frío de la mañana.
A nuestra izquierda tenemos una vertiginosa caída hacia el valle por donde desciende el sendero que por la tarde recorreremos nosotros hacia el valle de Oulettes.
Llegamos al glaciar y tras ponernos los crampones iniciamos la ascensión hacia la parte alta del glaciar.
Aún queda nieve del invierno pasado por encima del glaciar, por lo que ascendemos sin ninguna dificultad por una marcada senda.
Eso si, la subida, muy, muy larga.
Con mucho esfuerzo llegamos a la parte alta y vamos entrando en el enorme plateau que forma el glaciar con las cumbres que lo rodean. Nuestro objetivo ya esta a la vista. Nos espera una buena trepada.
A lo lejos vemos a los que nos preceden llegando al pie de la montaña.
Con el objetivo de la máquina saco a los que están en plena trepada.
Llegamos al pie del Vignemale, y en donde termina la nieve y comienza la roca, buscamos un lugar en donde dejar nuestras mochilas, para a continuación, comenzar con la trepada de los 150 mt. que nos separan de la cumbre.
La escalada no es muy difícil, pues hay buenos agarres para las manos, pero con mucha piedra suelta que con la aglomeración de gente que nos encontramos subiendo, hace que en mas de una ocasión veamos como sale volando alguna piedra que nos hace ir con mil ojos. Imprescindible el casco para esta subida.
Unos metros antes de llegar a la cumbre, alcanzamos la arista cimera que nos muestra esta vista hacia la zona francesa.
Y esta hacia el sur en donde vemos a la derecha el Pico Cerbillona y a la izquierda el Pic Central. Ambas cumbres las pisaríamos tras descender del Vignemale. Por el collado que hay entre las dos cumbres, hubiéramos salido del corredor de la Moscova si nos hubiésemos atrevido a subir por el.
Llegando a la cumbre vemos el refugio en donde hemos pasado la noche. Se ve en el centro de la foto.
El último tramo del glaciar que hemos recorrido para llegar al pie de esta montaña.
Y como no, en esta cima no puede faltar la foto de cumbre.
Tras disfrutar un buen rato en la cumbre, pues hacia un día magnífico, iniciamos el descenso con mas cuidado que en la subida si cabe.
Recuperamos nuestras mochilas y sin casi perder altura, hacemos una travesía para llegar al collado de la Cerbillona. Desde el llegamos a la cumbre en diez minutos.
Vivac en el Collado de la Cerbillona, el Pico de la Hount y a la derecha el Vignemale.
Cumbre en el Pico Cerbillona 3.240 mt.
Desde ella se ve en toda su dimensión el inmenso plateau que forma el glaciar.
Vista hacia el suroeste.
El valle de Ara por el que subimos el primer día. Al fondo metido entre las montañas, se encuentra San Juan de Bujaruelo, donde comenzamos la marcha y donde terminamos al día siguiente.
Jose y Roberto siguen por la crestería para hacer cumbre en el Pic Central que lo tenemos a tiro de piedra. Yo ya he tenido suficiente por hoy y comienzo a descender hacia el glaciar muy tranquilamente, para esperarles un poco mas abajo.
1.400 mt. por debajo nuestro, se ve en el centro de la fotografía, la cabaña de Labaza, en donde pasamos la primera noche.
Mis compañeros en el Pic Central.
Mientras espero que ellos descienda de la cumbre, capto a la gente que aún esta ascendiendo al Vignemale.
Jose y Roberto descendiendo de la cumbre por una empinada pala de nieve.
Nos juntamos e iniciamos un rápido descenso por el glaciar. La nieve en buenísimas condiciones.
Llegamos al final de la nieve, en donde hemos dejado escondidas las pertenencias que no nos eran necesarias para la ascensión, y nos disponemos a prepararnos una suculenta comida, aunque sea con sopa de sobre, que ya las hacen muy buenas, sobre todo si se tiene mucho hambre.
Tras lo cual iniciamos el descenso hacia el valle de Oulettes. Labradas en la roca, encontramos unas cuevas muy bien acondicionadas para vivaquear.
Dos imponentes cascadas que caen de la zona del glaciar.
Ya en el fondo del valle, cruzamos el río y nos acercamos al pantano, el cual vadeamos por su margen izquierda. Al llegar a la presa del pantano, dejamos el camino principal que desciende hasta la población de Gavarnie, para girar a nuestra derecha e introducirnos en el valle de Lourdes, en donde se encuentra la cabaña del mismo nombre y en donde pasaremos nuestra última noche en la montaña.
Llegamos muy cansados al refugio, yo, al límite de mis fuerzas. Han sido muchas horas de actividad y con mucho peso a las espaldas, pero ha merecido la pena, hasta hace poco yo pensaba que la cumbre del Vignemale no estaba dentro de mis posibilidades, y hoy ya la puedo añadir a mi curriculum montañero.
Una apacible noche en la cabaña, rodeados de marmotas y al día siguiente nos toca ascender el valle de Lourdes hasta el Collado Bernatuara. Son 400 mt. de desnivel.
Al otro lado del collado nos aparece el precioso Ibón de Bernatuara.
Unas fotos en este precioso lugar.
Al otro lado del Ibón comienza una vertiginosa bajada de mil metros de desnivel hasta llegar a San Juan de Bujaruelo, en donde daremos por finalizada nuestra aventura.
A la izquierda de nuestro descenso vamos dejando el Puerto de Bujaruelo con el Pico Gabioto, otro tres mil, por encima de el.
Poco después de mediodía llegamos al aparcamiento de Bujaruelo, dando por finalizada nuestra provechosa ruta de 4 días alrededor del macizo del Vignemales. Nos cambiamos e iniciamos el largo regreso hasta Santander, con parada en Jaca para darnos el placer de una suculenta comida, que bien merecida la tenemos. Como colofón a este amplio reportaje, os pongo dos vídeos para que os podáis hacer una mejor idea de lo que vivimos en estos cuatro días de gran actividad. ¡HASTA LA PRÓXIMA!
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