A mitad del recorrido nos paramos a tomar las 11, y cuando terminamos, la niebla nos envuelve por completo, acompañada de un fuerte viento...., aunque de momento sin lluvia. Seguimos progresando por la crestería que nos sirve de referencia para no perder la orientación, pero al cabo de un rato nos encontramos con un zona de descenso donde se pierde la crestería, y como no tenemos ninguna referencia que nos indique por donde continuar, con gran dolor de corazón tenemos que dar la vuelta e intentar no perdernos, ya que la niebla cada vez es más espesa, y para colmo comienza a llover ligeramente. ¡Como desorienta y despista la niebla! al cabo de un rato de desandar lo andado, y cuando estamos descendiendo una ladera, el poco terreno que nos deja ver la niebla nos resulta del todo desconocido. ¡¡Estamos perdidos!! . Tomamos un sendero que providencialmente tenemos a nuestra derecha y que nos eleva de nuevo sobre el cordal por el que veníamos, así que después de un rato de incertidumbre y de nervios, caminamos por el sitio correcto hasta llegar a una pista, que bordeando la crestería, nos lleva ya sin perdida hasta la carretera donde tenemos el coche, a donde llegamos a las dos y media bien empapaditos y con una poco de hambre. Solo nos queda coger camino de regreso, parando en el camino para comer en una bonita terraza, ya que no lo hemos podido hacer en la cumbre de Peña Redonda.
Y esto fue todo. Solo decir que la zona merece la pena, así que habrá que volver.¡Ha! y que por la tarde una nutrida representación del grupo nos acercamos hasta el Hotel Hoyuela donde tenia lugar el banquete de la boda de la hija de M Luis, y respondiendo a la invitación que este nos había realizado, nos tomamos una copa a la salud de los novios. ¡Chaito, pues!
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