Tras haber suspendido la salida el sábado anterior, tampoco en esta hubo suerte con la asistencia del personal. Diversos compromisos y obligaciones privaron a la mayoría de los que soléis asistir normalmente, de viajar con nosotros para visitar la zona, bajo mi punto de vista, mas bonita y mejor conservada (de lo que yo conozco) de toda la cordillera.
Todo este valle, desde su parte baja a unos 500 m. de altitud, donde el desfiladero de los Bellos se ensancha, hasta la parte alta a 1.300 m. por donde discurre la carretera por el puerto del Pontón, esta cubierto por un frondoso bosque que rodea y que apenas dejar ver las casas de los cinco pueblos que existe en esta comarca, bosques por los que no se ven ni pistas ni construcciones que rompan su espesura, y donde ni siquiera la carretera que recorre todo el valle hasta llegar al puerto es apenas perceptible, cubierta casi por completo por el frondoso ramaje del exuberante arbolado que todo lo cubre. Todo esto que comento lo podéis apreciar perfectamente en las fotografías que os pongo a continuación y que he seleccionado de las mas de 200 que saque este día.
Aunque pueda parecer que esta zona nos queda muy lejana, nosotros en dos horas exactas sin correr mucho, nos presentamos en el pueblo de Ribota que fue de donde partimos para ascender los 1.200 m. que nos separaban de las cumbres del Niajo.
En esta ocasión no hubo mayores problemas para realizar la foto de salida.
El pueblo de Ribota con sus dos barrios, el de Arriba y el de Abajo. Junto al hórreo que se ve en la parte inferior dejamos el coche.
La primera parte del recorrido se realiza por un camino relativamente ancho con suelo de hierba. Desde el principio vamos rodeados por un tupido bosque que hace imposible salir fuera del camino.
Enseguida el camino se convierte en un estrecho sendero que en continuos zig zas va ganando altura por el espeso bosque.
Nos encontramos con algunas espectaculares hayas.
Algunos gigantes tienen que ceder ante el ímpetu de las fuerzas de la naturaleza.
Tras un buen rato de fuerte, pero entretenida subida, salimos del bosque, y el valle de Sjambre se nos muestra en su grandiosidad.
Las cumbres mas emblemáticas que se ven hacía el sur.
Llegamos a la colgada majada de Niajo, única parte de la ascensión donde el terreno se suaviza un poco y donde las vacas y las yeguas se acercan a saludar a esta gente tan "salada".
El macizo Occidental aún se nos muestra sin nubes que lo oculten.
Julio extasiado ante las vistas que tenemos delante.
Esta es la vista que tenemos hacia el norte por donde transcurre la carretera que recorre el desfiladero de los Beyos.
Este es el Carría, bonita montaña que visitamos hace unos años.
Por encima de la majada la montaña se pone bastante vertical. Hacia la nube tenemos que subir buscando los mejores sitios por donde progresar. A partir de este punto no existen senderos que seguir.
Cuando llegamos a los primeros resaltes rocosos, nos topamos con esta placa en recuerdo de alguno que dejo su vida por estos andurriales.
Vamos ascendiendo con tendencia hacia nuestra izquierda en busca de una arista por donde parece que es menos vertical. El terreno con mucha vegetación baja y bastantes árgomas ¡que no veais como pinchaban!.
Vamos dejando muy abajo la majada de Niajo, 700 m. colgada sobre el pueblo de Ribota de donde hemos salido.
El canto Cabronero y la Peña Beza donde en agosto del año pasado pasamos también un gran día de montaña y desde donde yo eché el ojo a la que hoy visitamos.
El macizo occidental se asoma por encima de los bosques de la zona de Vegabaño.
Peña Santa con el paso de la Forcadona a su izquierda todavia muy cargado de nieve.
Una vista mas amplia de la zona del Canto Cabronero.
Poco a poco y con mucho esfuerzo, por el vertical terreno vamos superando metros con un fondo espectacular.
En el centro tenemos el pueblo principal del valle, Oseja de Sajambre.
¡Esto cada vez se pone mas píndio! Hacia el sur también es todo bosque.
Ascendemos cada uno por un lado totalmente concentrados en buscar los mejores pasos, que por aquí no hay ninguno.
Algunas nubes comienzan a ocultarnos los Picos.
Tras un buen rato de duro bregar, salimos a la arista del Niajo muy próximos a la cumbre principal del lado derecho de la arista y que en la foto es la que se ve por encima de Julio.
Desde la cumbre del Niajo se divisan los cinco pueblos que pueblan el valle. Este es Soto de Sajambre.
Esta hacia el norte del desfiladero de lo Beyos.
Con mucha parsimonia (hoy no tenemos a nadie que nos meta prisa) nos vamos acercando a la cumbre, parando cada dos pasos a saborear las magníficas vistas que se nos van mostrando.
A nuestros pies, 1.200 m. por debajo nuestro, tenemos el pueblo de Ribota de donde hemos salido.
Oseja de Sajambre.
Este es Vierdes, por donde pasaremos en nuestro descenso.
Y Pio que también visitaremos.
Tras pisar la primera cumbre, nos disponemos a recorrer la larga y bonita arista para llegar a la cumbre principal, el Pozalón que se ve al fondo.
Lo que nos rodea hacia el Oeste.
Hacía el norte.
La arista es algo aérea pero fácil de recorrer. Solo en algunos tramos requiere la máxima atención pues no permite ningún tropezón.
Lo que vamos dejando a nuestra espalda.
A nuestra derecha.
¡Como estamos disfrutando!
Julio realizando un pequeño descenso donde hay que ir con cuidado, pero sin mas.
El único paso estrecho.
¡Espectacular!
¡Por ahí hemos ascendido!
Llegando al Pozalón. Esa antena y el casetón dan un sopapo a nuestra vista.
En la cumbre nos encontramos con tres madrileños. Uno de ellos nos hace la foto de cumbre.
Desde ella y mientras comemos, vemos hacía el sur por donde tenemos que descender.
Una foto muy aérea sobre los pueblos de Oseja, Vierdes y Pio.
Soto a los pies de la Peña Beza.
Un poco antes de las tres y media iniciamos el descenso con mucha tranquilidad. Hay que empaparse bien de la zona. A saber si volveremos algún día por aquí.
La Peña Ten nos oculta su cima, donde ya estuvimos hace tiempo.
Esta se llama Peña Mora y tiene 1.876 m.
Descendemos hasta la preciosa majada de Llaete, desde donde parte una pista que baja hasta Pio.
La recorremos en su parte inicial.
Para abandonarla enseguida y descender por un precioso sendero que nos llevará hasta Pio.
El monte luce sus mejores galas primaverales.
Bajando de Pio hacia Vierdes, vemos la montaña que hemos visitado oculta por la niebla.
En Vierdes refrescándonos en su fuente.
Por debajo de la niebla que nos oculta las cumbres que hemos visitado, vemos la majada de Niajo por donde hemos ascendido.
Y por último os pongo dos vídeos de lo que nos dio de si el día.
Precioso recorrido, una pena que no pudierais acompañarnos mas personas.
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