Esta es el mapa de la marcha que realizamos el sábado pasado Jesús yo. Cuando hablamos el viernes de lo que podíamos hacer, Jesús deja en mis manos el buscar destino, y cuando pasa a recogerme el sábado a las seis y media, le propongo dos opciones: Peña Prieta desde Ledantes por su arista Este, o irnos hasta Cervera de Pisuerga para subir hasta el puerto que hay por encima del pueblo de Santibañez de Resoba, unos kilómetros antes de llegar a Triollo y Vidrieros, y partiendo de este puerto, recorrer todo el cordal hasta la cumbre de Peña Redonda y regresar por el mismo sitio otra vez hasta el puerto. Esta vez he desechado el acercarnos a los Picos, ya que los pronósticos siguen dando nuboso por el norte, y lo más probable es que nos encontremos con bastante niebla como nos pasó el sábado pasado en el Samelar y nos vuelva a chafar nuestro proyecto. Mi compañero prefiere lo de Peña Redonda, pues es una zona que conoce muy poco, y aunque en un principio pone la pega de la distancia, echando cuentas, y sobre todo gracias a que la autovía nos lleva hasta Aguilar, no queda más distante que la zona de Potes, y además no hay que atravesar el desfiladero de la Hermida, así que enfilamos la autovía hacia Reinosa y nos dirigimos hacia nuestro destino. Pasamos el puerto de Pozazal y vemos que el cielo está totalmente despejado, solo alguna zona con niebla baja nos impide ver el paisaje totalmente limpio. Llegando a Cervera vemos en la lejanía las grandes cumbres de la montaña Palentina, destacando sobre manera el Espigüete y sobre todo el Curavacas. -¡que guapo está el Curavacas! digo yo. -¡pues yo aún no le conozco! dice Jesús. -la verdad es que es mucho más montaña que Peña Redonda. -¡podiamos subirla y luego hacer la travesía hasta el Curruquilla y desde esta descender hasta Vidrieros haciendo circuito! -¡como quieras! dice Jesús. Cuando llegamos al puerto desde donde tendríamos que partir para ir a Peña Redonda nos encontramos con una niebla bastante cerrada, producida por el gran embalse de Camporredondo que se encuentra en la otra vertiente, es lo que faltaba para acabar de convencernos para ir hasta Vidrieros. -¡¡el Curavacas nos llama!! -¡y nosotros somos de condición muy débil en estos casos!. |
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